“DECIR COSAS DE GRAN
CANARIA”
Decir
cosas buenas, si, son muchas las que podemos y debemos de decir de nuestro pueblo,
y de nuestra isla de Gran Canaria.
Hemos
nacido en un lugar privilegiado.
Tenemos
el clima más benigno del planeta Tierra.
Se
nos ha conocido por la “nobleza del canario”.
Aquí
no se blasfemaba.
Lo
normal ha sido, siempre, que nos respetemos los unos a los otros.
Las
personas mayores eran reverenciadas. Nunca se necesitaron las casas de acogida.
A nadie
se le ocurría, ni siquiera pensarlo, en abandonar y no cuidar, con todo cariño
y admiración, a nuestros mayores.
Cuando
un mayor estaba hablando nadie lo interrumpía.
Todo
esto ha sido normal, lo hemos hecho con la mayor naturalidad.
La
educación que nos han dado nuestros padres y abuelos era la que ellos habían
recibido, por lo tanto, los anteriores a ellos, también eran personas nobles y
educadas.
No se
sabe desde cuándo somos merecedores de ser llamado: “pueblo noble y educado”.
No cabe
duda que ha habido y hay un problema.
Al ser
unas islas “en medio del mar de
la riqueza” - como diría mi tío Bernardino Correa -, tenemos
una tremenda arribada de influencias foráneas, nos llegan las informaciones del
exterior muy pronto, y si no tenemos una educación fuerte y firme nos puede arrollar
lo de fuera. Como está pasando con el móvil y que tengamos que tener un coche.
Por eso
tenemos que seguir fortaleciendo nuestras buenas costumbres. Lo que ha sido
nuestra identidad.
Las
influencias las hemos tenido siempre, pero siempre hemos incorporado lo que nos
ayudaba a mejorar, nunca lo que nos perjudicaba.
Ahora
hay unos comportamientos que me parecen mentira que los canarios hayamos
llegado a esos niveles, de falta de civilización. Ya lo decía en un programa
anterior: votar basura en las calles, esto no ha sido comportamiento de los
grancanarios, jamás.
Esto
debe de ser una influencia exterior que tenemos que combatir.
¿Qué
otras cosas buenas?
La
belleza de nuestras mujeres.
Las
canarias eran la admiración de la España continental por su belleza y por su
dulzura.
El “mi
niño”.
¿Habrá
frase más bella y cariñosa que esa? “Mi niño”.
Esto lo
decimos los grancanarios.
¿Quién
no conocía a su vecino? No sólo no se entendía sino que era inimaginable,
incomprensible, no conocer y tratar al vecino.
Si a
doña fulanita o don menganito lo veo y saludo todos los días ¿Cómo no voy a
conocerla o conocerlo?
Otra
cosa buena: el respeto a la propiedad ajena.
En mi
juventud no existían ladrones. Las casas nunca se trancaban. Las puertas
estaban sin pasada la llave, el que quería podía entrar en la casa que quisiera, y a la
hora que quisiera.
Por
supuesto, nadie entraba, era impensable.
Algunos
coches no tenían ventanas, estaban abiertos siempre.
Nunca
el pasado ha sido mejor que el presente, lo que sí nos pasa, como nos sucede a
los humanos, es que nos enfermamos.
Yo
creo, y quiero creer, que nos hemos enfermado, y tenemos que curarnos, y la
única medicina que conozco es volver a influir en la familia, en los amigos, en
la comunidad, con nuestros comportamientos nobles.
Que
nuestras vidas traten de ser un ejemplo de educación y nobleza, y seguro,
volveremos a ser lo que siempre hemos sido: un pueblo honesto, bueno, noble y
educado.
Necesitamos
la felicidad para vivir felices, que es para lo que hemos nacido.
La
felicidad es compartir, y sólo se vive así, cuando compartimos honradez,
educación y nobleza.
En
espera de ello, por lo mucho que le y les necesitamos, reciba y reciban el
cariño que le y les tenemos, y sepa lo mucho que le y les necesitamos.
Sin usted, sin ustedes nosotros aquí no tenemos el
menor sentido.
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