“NO TENEMOS NADA EN PROPIEDAD, PERO SOMOS RESPONSABLES”.
Padecemos un grave error: creemos que las cosas
que tenemos son nuestras. Lo cierto es que no tenemos nada en propiedad.
Nada. Como es natural, me refiero a las cosas
materiales.
Lo único que tenemos, lo único de lo que podemos
disfrutar con responsabilidad es la libertad.
Durante nuestra vida, disfrutamos de un legado
del que responderemos ante Padre Dios y ante los Seres humanos. Ninguna
propiedad nos llevamos más allá de la muerte. Entonces sólo nos acompañarán las
obras que hayamos realizado.
Tener el uso - no la propiedad - de cosas, es
poder darles el fin que queramos o debamos.
Ni siquiera la vida - la que tenemos a diario
- es nuestra, siendo, como todos sabemos, única, irrepetible e
intransferible.
Nuestra vida jamás se volverá a repetir. No creo
en la reencarnación. Creo en Padre Dios: el Ser por excelencia, la única
Bondad, la plenitud de la Belleza, el único dueño de todo y de todos. Me
gustaría que todos creyésemos lo mismo, aunque comprendo a quienes piensan otra
cosa: para ellos mi respeto, mi amor y mi consideración.
En esta vida, usamos bienes y disfrutamos de
ellos. Y eso conlleva una gran responsabilidad.
No hay nada de valor que no implique una
responsabilidad.
El fin que demos al conjunto de cosas que usamos
es responsabilidad nuestra, y de nadie más.
La vida del Ser humano está llena de hechos y
vivencias que conllevan una gran responsabilidad, y que nos llenan de alegría,
paz y felicidad.
No tenemos nada en propiedad. Tenemos un cuerpo
y un alma. Pero no son nuestros.
Tenemos una gran responsabilidad: darle el uso
debido y necesario a aquello de lo que disfrutamos esto es, nuestro cuerpo y
nuestra alma.
No tenemos nada en propiedad, pero sí somos
responsables.
La responsabilidad es una consecuencia de la
cultura, de la honestidad y de la libertad.
A mayor responsabilidad, mayor debe ser la
cultura, la honestidad y libertad para poder ser felices y libres con el uso y
no con la propiedad.
No tenemos nada en propiedad, pero somos
responsables.
Benditos y alabados sean los honestos y
responsables.
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