“A UNA GRAN SEÑORA: DOÑA CONSUELO CABRERA”
Doña Consuelo Cabrera ya cruzó la maravillosa frontera del
Más Allá.
Los ángeles la habrán acompañado ante la presencia de Padre
Dios.
Su sonrisa y sus palabras jamás serán olvidadas.
Siempre será recordada en nuestra mente, en nuestro corazón y
en nuestras oraciones.
Ha dejado y marcado una ruta a tratar de igualar.
Su ausencia física será notada. Lo compensará saber y
recordar el bien que hizo, y que a todos nos repartió.
La echaré mucho de menos.
En Misa nos veíamos -siempre acompañada por sus especiales
hermanas- y nos saludábamos. Ella
siempre con aquella sonrisa que la caracterizaba.
La familia Cabrera ha dejado, y siguen dejando, una estela de
AMOR Y AMISTAD. Y ella era un ejemplo a imitar.
Doña Consuelo vivió y murió: sin molestar a nadie.
Descanse en paz doña Consuelo en la eterna contemplación de
La Santísima Trinidad, que eso es, para mí, el cielo.
El vacío que deja solo lo llenará saber la dicha que ya goza
por toda la eternidad.
Rece por nosotros, que aún estamos en el camino hacia la
eternidad.
Hizo gala a su nombre: Consuelo.
Gracias por su amistad y sonrisa.
Doña Chelo: nunca la olvidaré.
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