“¡QUÉ CREO!”
“¿Qué
creo?” Creo en el ser humano. Lo amo con pasión.
“¿Qué creo?” Creo en La Santísima Trinidad,
Padre Dios, Jesucristo Dios y hombre verdadero y en El Espíritu Santo Dios.
¿Por qué creo? Creo por los valores morales,
éticos y religiosos que me infundieron mis padres y mi familia, con sus
palabras y hechos.
¿Qué me han producido mis creencias? Felicidad,
amor y libertad.
A lo largo de mi vida, ya larga en el tiempo,
he tratado e intentado –y lo sigo haciendo- llenarla de hechos que nos ayuden a
todos por igual.
Creo, ciegamente, en la honesta participación
en la unión como solución.
Reitero que intento e intentaré tratar de
dedicar el tiempo que me quede de vida a repartir información, compartir el
conocimiento que he adquirido por experiencia, con la única intención de ayudar
a las personas a actuar, sabiendo elegir el bien y no el mal.
El mal no pierde el tiempo.
El mal me ha perseguido y me persigue
constantemente. Es una lucha diaria. Algunas veces me ha vencido, de lo que me
arrepiento: he pedido perdón y seguiré pidiendo perdón.
Mis errores y pecados también me han servido
para mejorar. Esa ha sido la ganancia que le he sacado al mal.
“¿Qué creo?” En el bien.
Hacer el bien me ha enriquecido y fortalecido.
Al mirar hacia atrás, lo primero que me asaltan
son mis errores y pecados. Y, luego, reacciono y pido perdón y rezo.
Rezar ha sido y es mi apoyo y mis fuerzas para
seguir en la senda de la honestidad, de la lealtad y del amor a los demás.
¿En qué resumiría mi vida? En querer ser fiel a
mis principios y valores, en los que he querido y quiero fundamentar mi vida y
mis acciones.
¿Por qué estoy escribiendo sobre mí? Porque
quisiera que mi experiencia y los valores heredados ayuden a los demás.
Todos tenemos la oportunidad y la posibilidad
de ser solidarios con los demás, lo que fortalece la voluntad, la fe y el amor.
Cada persona es un mundo. Y ese mundo puede
servirle para ayudar a los demás, y con ello fortalece su voluntad, su fe, su
honestidad y su amor a los demás.
“¿Qué creo?” En el amor.
El amor es la compenetración, darse a los
demás, ser un auténtico y veraz servidor de la comunidad, y fortalece la
honestidad y la participación en la necesaria unión con los demás. Y con ello
encontrar la felicidad y la libertad.
“¿Qué creo?” En Padre Dios y en el ser humano.
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