martes, 28 de agosto de 2012

“DIME CON QUIEN ANDAS, Y TE DIRÉ QUIEN ERES”



“DIME CON QUIEN ANDAS, Y TE DIRÉ QUIEN ERES”

            En los dichos populares y en los refranes se resumen la  ciencia y la experiencia y se sintetiza la sabiduría concentrada de los pueblos.
            Un extremista conocerá a un pacifista, pero jamás serán amigos.
             Una persona honrada tratará a un deshonesto pero no hará tratos con él. Es difícil recibir un consejo de un resentido, y que considere a los demás.
            ¡Qué importancia tiene la educación recibida de los padres y aceptada!
            Educan los padres e informan los colegios y las universidades.
            Se puede tener varias carreras universitarias y muchos másteres y ser un maleducado. Se puede no tener más que la Educación Primaria o la Educación secundaria y ser muy bien educado.
            Para ser un resentido – que es horroroso - creo que influyen circunstancias, como haber fracasado en eso de que se habla, como puede ser el matrimonio, la vocación religiosa, las ideas políticas, reivindicaciones.
No se nace resentido, pero hay que tener cuidado con defectos como ser rencoroso,  o ser envidioso: el resentido se hace.
            Las personas que viven con amargura y resentimiento tienen una vida espantosa. Desde que se levantan hasta acostarse siempre sienten el rencor. Creo que no hay hora en que disminuya, y no digamos si se dedica a comparar, entonces se recome todo por dentro. ¡Tiene que ser algo espantoso!
            Esas personas jamás ayudan sin un interés. Se indignan si alguien se beneficia con su ayuda o aportación. Suelen decir: “para él, yo”.
            Y ¿Por qué he tratado este tema desagradable?
            Por que ellos también son humanos, dignos de ser ayudados y tratar de entenderlos para que se sientan comprendidos.
            Necesitan de nuestro concurso y participación.
            Hay que tener una enorme paciencia y una gran humildad. Son personas muy difíciles de tratar y menos de convencer.
            Afortunadamente, el mal no ha vencido al bien.
            Los católicos lo tenemos clarísimo: amar al prójimo como a nosotros mismos.
            El poder de la oración y los comportamientos honestos van calando, tanto, que llegan a cambiar a un resentido.
            Trabajo les doy, pero la recompensa será enorme.
            ¿Quién puede tirar la primera piedra? Yo no puedo ni agacharme para recogerla. Pero si estaremos en el camino de la búsqueda del bien por la participación, la libertad y el rezo.
            Quien odia, es porque se odia a sí mismo. No se puede odiar por odiar.
            Esperemos tener el bálsamo que cure las llagas profundas de esos heridos sociales, y podamos ayudarles a cambiar la malicia de ese  sentimiento por la bondad, para que todos juntos, podamos compartir la paz y la felicidad, que sólo existen cuando se comparten sentimientos de benignidad.
            Sus amigos serán personas normales, y al verlos juntos podamos decir: “dime con quién andas y te diré quién eres”.
            Habrán cambiado, desterrarán el odio y la venganza, y sentirán la necesidad de participar en la búsqueda del bien de los demás, y sin pedir nada a cambio.
            En espera de ello, y cuando participemos en buscar el bien de los demás, y vean que en la participación se ayuda a los demás verán que  ellos también son útiles y pueden hacer cosas buenas, así tendremos la sociedad que necesitamos, sabiendo que depende de usted, de mi y del vecino también, como al igual que “la participación es la solución”.

2 comentarios:

  1. no me lo creo.cada uno es como es y no tienes por que ser como los demas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísima gracias por participar.
      Le rogaría me aclarase un poco más, no llego a saber por que en tan pocas palabras niega tanto. Le quedaría agradecido.
      Todas las opiniones son valiosísimas, pero necesito entenderlas, para, al menos, contestar. Así y todo le expongo lo siguiente:
      De acuerdo a la educación que recibí: soy lo que me educaron. Creo que todo humano educado será así. Ello no implica igualdad, soy, sin lugar a dudas, diferente - puede que hasta desgraciadamente porque quisiera ser mejor -. Nadie puede ser igual a otro, (ni los gemelos) porque además es imposible, todos somos únicos e irrepetibles.
      Creo que con lo expuesto entenderá por qué necesito su importante aclaración. Gracias y como creyente: que Padre Dios le bendiga.

      Eliminar

Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.

Por favor, si desea contactar conmigo de forma privada:

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *