lunes, 6 de agosto de 2012

"NO CREYENTES Y CREYENTES”

Dedicado, en especial (aunque es para todos) a doña Viviana Hernández @vivisiflowers (señoras primero y caballeros después) y a don Luis Ángel Diez Lazo @primertapiero, por sus bondades, inquietudes y nobleza.


"NO CREYENTES Y CREYENTES” 

         No existe la menor diferencia. Todos somos iguales. No nos diferenciamos en nada. Unos tienen unas creencias éticas y otros religiosas.
         Nadie es mejor que nadie. Un creyente puede ser peor que un no creyente. El supuesto es doloroso, me apena hondamente, porque hemos nacido para ser santos y gozar de la plena felicidad, aquí y en el cielo. Pero es un supuesto real.
         Unos creemos en la existencia de Padre Dios. Otros no.
         Personalmente no deseo cambiarme. Siempre digo: "si Dios no existiera, tendría que inventarlo”. Me ha hecho tantos favores, me ha reconfortado e inclinado al bien que hace que me sienta protegido y oído. Es mi experiencia personal.
         Desearía que toda la humanidad tuviese esta feliz y sencilla vivencia.
         ¡A lo mejor es así! Ruego a quien quiera y pueda, me sigan ayudando y diga qué siente y piensa un agnóstico, o un ateo.
         Quizá ahora vivamos un momento de mostrar las creencias. Habrá creyentes malos y no creyentes buenos, y viceversa.
         Hay que demostrar si somos o no consecuentes con nuestras creencias, creyentes o no.
         Somos materia y espíritu. Llamo pecado al mal absoluto. ¿Alguien lo pone en duda?
         Tenemos que alimentar el espíritu con comida espiritual. No sé cómo se alimentan los no creyentes
         Entiendo que la moral de los no creyentes estará basada en convicciones y prácticas éticas. Los católicos lo tenemos claro: cumplir con los Mandamientos, en especial el primero: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Y esto nos debe llevar por el camino de la oración, uno de los grandes alimentos del espíritu.
         Confiamos, también, en la promesa de Jesucristo: “estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos”
         Esto refuerza mi creencia en el Más Allá. Me quita la tristeza y el vacío de creer que aquí se acaba todo. Que un criminal sin arrepentimiento tenga la misma compensación que un santo. Pero esto lo creo yo.
         Quiero apasionadamente al ser humano, y le deseo la plena felicidad, hoy y siempre, antes y después de la muerte.
         Cualquier bien me alegra y cualquier mal me apena.
         Benditos seamos todos. Que todos gocemos de la plena libertad – bien incalculable y de enorme responsabilidad -  y de la plena felicidad.
         Tratemos de ser buenos y el mundo nos corresponderá, el cuerpo descansará y el alma resplandecerá.
         Si somos no creyentes, acordémonos  de todos. Si somos creyentes, recemos por todos.
         Participemos  todos en la búsqueda del bien común, que es el suyo, es el mío, que es el nuestro.
         Creyentes y no creyentes, tratemos de ser buenos y el mundo nos los agradecerá. Es lo que nos hace iguales. Es lo que deberíamos tratar de ser.
         En la espera deseada que nuestra participación elimine el mal que nos rodea, y podamos ser para lo que hemos nacido: santos, libres  y felices.
         Con todo mi cariño, esperanza y admiración  a doña Viviana y a don Luis Ángel, como a todos los que me responsabilizan leyendo mis escrtios, reciban el deseo que gocen de la plena felicidad.

9 comentarios:

  1. Querido Don Luis,aquí va el comentario de una no creyente.Si creyera que Dios existe,creería en él seguramente.Pero bien sabe Ud.que respeto profundamente sus creencias,y tampoco me creo dueña de la razón.La ciencia medió en mi decisión.Puedo decirle que una de las cosas que me hace feliz es ayudar,y Ud lo sabe.Desde mi visión particular.Quizá mi visión científica de la existencia,me ha enseñado a aceptar ka muerte como un fin de ciclo.Mi perdurar se basa en aquello bueno que pueda haber dejado aquí.Y si Dios existe,creo que perdonará al ser más vil,y lo equiparará al más Santi.Repito es mi visión.Años me ha llevado no temer a la muerte,pero lo he conseguido,y lo siento como un proceso biológico más.Y eso me da fuerzas,para intentar hacer lo mejor mientras esté aquí.Y quitando hierro a mi ateísmo,permítame una licencia:si voy al infierno por atea y Ud al cielo por creyente,espero que allí exista Twitter para que sigamos aportándonos y siendo grandes amigos.Con mis respeto y cariño,para Ud.

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  2. Querido Don Luis,aquí va el comentario de una no creyente.Si creyera que Dios existe,creería en él seguramente.Pero bien sabe Ud.que respeto profundamente sus creencias,y tampoco me creo dueña de la razón.La ciencia medió en mi decisión.Puedo decirle que una de las cosas que me hace feliz es ayudar,y Ud lo sabe.Desde mi visión particular.Quizá mi visión científica de la existencia,me ha enseñado a aceptar ka muerte como un fin de ciclo.Mi perdurar se basa en aquello bueno que pueda haber dejado aquí.Y si Dios existe,creo que perdonará al ser más vil,y lo equiparará al más Santi.Repito es mi visión.Años me ha llevado no temer a la muerte,pero lo he conseguido,y lo siento como un proceso biológico más.Y eso me da fuerzas,para intentar hacer lo mejor mientras esté aquí.Y quitando hierro a mi ateísmo,permítame una licencia:si voy al infierno por atea y Ud al cielo por creyente,espero que allí exista Twitter para que sigamos aportándonos y siendo grandes amigos.Con mis respeto y cariño,para Ud.

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  3. Gracias por esta maravillosa exposición de sus creencias.
    De donde está usted más cerca es del cielo.
    Desearía que fuéramos tan preocupados de la conciencia y del bien como lo está y lo hace usted, si así fuera: no habría crisis de valores, ni económica.
    Gracias, mi amiga. No sabe lo que me honra y me conforta su amistad, la necesito y no quisiera perderla.
    Le ruego me tenga siempre presente, como hasta ahora.
    Con todo el cariño de un amigo, gracias y feliz vida.

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  4. Si te golpeas en una mano, te duele la mano. Si te golpeas en un pie, te duele el pie. Igual sucede con el dolor en cualquier parte del cuerpo. Pero si alguien ofende a tu madre te duele, ¿pero donde?
    Esa fue la reflexión que me provocó un compañero rumano, escandalizado por mi ateísmo.
    El trataba de hacerme entender la existencia del alma y al menos logró que yo busque la mía.
    Y la encontré en mis sentimientos, en mis deseos, en mis miedos. También sé de la inmortalidad de mi alma, presa de la memoria que deje. Al menos se que no moriré del todo mientras alguien me recuerde.
    Y las inseguridades que padezco, como cada humano, me hacen buscar la verdad, a sabiendas de que ésta es un espejo roto en mil pedazos, que reflejan mil imágenes dependiendo de quien mira y desde donde.
    Pero nunca he querido fiarme de las respuestas de los otros, unas veces equivocados, otras ignorantes y otras malintencionados.
    He decidido buscar yo mismo la respuesta a pesar del riesgo de no encontrarla y aunque me encuentre a gentes distintas que proclaman distintas verdades "únicas y verdaderas" decididos hasta a matar por ellas, yo sigo mi camino, convencido de que el bien común es condición indispensable para mi bien.
    Por otra parte la humildad me hace aceptar que mi mente no encontrará todas las respuestas a todas las preguntas. No temo a la muerte, mientras caminaré disfrutando del camino y aceptando sus curvas.
    Un saludo, Don Luis. Que digo ¡un abrazo!

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  5. Encontró el alma, sabe de su inmortalidad, y tiene humildad, don Luis Ángel creo que está muy, pero muy cerca de la verdad.
    Le rogaría, si me lo permite, no desfallezca en su búsqueda.
    Quizá este encuentro, entre ambos, sea porque nos necesitamos en la Comunión de los Santos; seguro nos ayudará a los dos. Yo ya pido por usted y creo ciegamente en lo que dijo Jesucristo: “pedid y recibiréis”.
    Sus palabras son un gran honor y privilegio, gracias por ellas.
    Creo que no debemos desconectarnos, yo al menos lo necesito.
    Hoy nos ha dado una inestimable ayuda, que agradecemos profundamente.
    Con todo cariño y admiración, reciba un fuerte abrazo y los mejores deseos.

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  6. Saulo de Tarso fracasó en Atenas porque no tenía con qué sustentar su mensaje. Al revés de Jesús de Nazaret, quien aparte de ciertas dotes taumatúrgicas, tiene una base incontestable en su filosofía existencial.

    Le sugiero, don Luis, una simple receta: Intente vivir literalmente como predica la palabra de Jesús, soslayando vidas futuras y visajes a poderes extraordinarios. No dé un sí inicial a nada, y menos a nadie. No crea que lo que alguien le diga "es"; limítese a experimentar cada cosa que ve por su propio pensamiento. Un par de horas, no más, siempre que ande entre la gente esas horas.

    Y verá qué cosa: En su cabeza mandará usted; no tendrá miedo a nada, como no lo tiene a dormirse cuando se acuesta; no sólo no será usted mala persona, sino que descubrirá lo buena persona que es.

    ¡Ah! ¿Que eso ya lo consigue usted siendo católico? Pues entonces, amigo don Luis, la diferencia espiritual entre un católico y un agnóstico no existe. ¿No dijo su Maestro que el único mandamiento que les daba era que se amaran unos a otros como Él los amó? Pues obre en consecuencia, y no sea como Saulo, que sacudió sus pies al no poder imponer sus ideas; sino como el Galileo, porque nadie ama más a un semejante que quien entrega su vida por él. Incluso siendo ateo, o agnóstico.

    Saludos.

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    1. Don Sergio: he leído varias veces su importante y profunda participación, y aunque llego a la misma conclusión que esto es fuerte para mis conocimientos, pero confiando en la buena voluntad de ustedes, diré lo siguiente:
      Reitero que no creo que haya, ni existido, diferencia entre no creyentes y creyentes.
      No sé si aparte de mis vivencias en los Sacramentos, - en los que siento una comunicación sentida y directa con Padre Dios -, he vivido literalmente mis creencias.
      Opino como usted: no hay mayor muestra de amor que dar la vida por los demás, sea de un agnóstico, ateo o de un creyente.
      Admiro sus participaciones por sus conocimientos y profundidad, así como su preocupación por ser y vivir la bondad; todo eso es, para mí, fe.
      Si todos los católicos viviéramos lo mismo el mundo cambiaría. Esa es una de nuestras grandes responsabilidades, ser consecuentes con nuestras creencias.
      Su ejemplo es admirable y cada vez lo necesitamos más.
      Debo también decir que no puedo desligarme de mis creencias y levitar sobre ellas, por mis limitaciones.
      Ruego se sumen más personas, por favor, como ahora lo ha hecho don Juan Ramón.
      Todo esto es muy importante, estoy aprendiendo de las enseñanzas tan profundas que nos están dando, ahora don Sergio, a quien le debemos la mayor gratitud.
      Le reiteramos, a don Sergio, admiración y agradecimiento. Reciba mis mejores deseos y seguimos en la ansiada espera de sus nuevas y necesarias participaciones.
      Gracias, muchísimas gracias y un fuerte abrazo. Luis.

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  7. Poco a poco esto va creciendo y aflorando. Saludos para todos.

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    1. Siempre he dicho que no basta con ser bueno, hay que demostrarlo. Y nunca había vivido lo difícil que es demostrarlo, gracias a la buena voluntad de nuestros congéneres.
      Los humanos somos maravillosos, - con todos los defectos que se quieran -, pero creer en los demás y entender su buena voluntad es de grande en los sentimientos.
      Gracias compañero, no deje de participar. Cada vez es más necesaria.
      Un fuerte abrazo Luis.

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