“¡EL DIÁLOGO. DIALOGAR!” (SECESIONISMO)
“¡Dialogar es escuchar, oír y respetar con honestidad!”
“¡Quien dialoga con honestidad tiene todas las de ganar!”
Dialogar con honestidad, por parte de todos los
interlocutores implicados, es el medio de llegar a conclusiones que pueden ser
la solución de un problema.
“¡La honestidad es el cimiento para fundamentar la verdad!”
·¡Quien quiere imponer su idea, por muy buena que sea, tiene
todas las de perder!”
“¡Imponer es lo opuesto a dialogar!”
Dialogar debería ser la forma normal de dilucidar las
diferencias que pueden ser resueltas cuando hay buena voluntad y honestidad.
“¡El diálogo es fructífero y efectivo cuando las partes
actúan con honestidad!”
“¡Hay cosas que no son dialogables, como reclamar la
independencia de forma unilateral!”
¿Cómo se puede dialogar con quien solo quiere imponer su
voluntad?
Para dialogar no basta la buena voluntad, se necesita que
todos los actos del proceso y las partes implicadas estén presididos y
dirigidos por la honestidad y la lealtad.
“¡Benditos y alabados sean los honestos y leales que
dialogan con la verdad, fundamentando su verdad en la realidad!”
La realidad es indiscutible.
La realidad no se puede cambiar.
La realidad se puede mejorar, pero nunca variar o cambiar a
voluntad.
“¡Benditos y alabados sean quienes quieren dialogar con
honestidad y lealtad. De ello surge la verdad, y la solución al problema que se
quiere resolver, si la otra parte actúa con la misma disposición!”
El diálogo es una necesidad, que hay que utilizar para
transformar los errores en oportunidades de mejora.
Todos cometemos errores. Si somos honestos y leales
tendremos la inteligencia de reconocerlos y de pedir perdón por el daño
causado. Así se solucionan los problemas.
El interlocutor es capaz de dialogar cuando es honesto:
cuando no tiene miedo a encontrarse con la realidad. Con la verdad, en
definitiva.
Benditos y alabados sean las personas honestas y leales que
escuchan, atienden y tratan de entender a quien quiere dialogar con ellas con
honestidad y lealtad, para encontrar la verdad.
Dialogar es una habilidad que hay que desarrollar en la
educación de los hijos. Obviamente, cuando tienen edad para entender y
comprender cuál es la auténtica realidad de la verdad.
“¡Quien se obstina en mantener su criterio está fuera de la
realidad!” Por lo tanto no tiene argumentos que fundamenten lo que quiere
defender. Y nunca podrá alcanzar su meta.
El diálogo nunca es unilateral. Eso se llama monólogo. Solo
hay diálogo cuando los interlocutores, en plural, quieren llegar a una
solución.
Benditos sean los conversadores honestos y leales, que
quieren comprender y entender a quien tiene opiniones diferentes a las suyas,
para llegar a la verdad.
“¡Dialogar por y para imponer no es dialogar¡”
“¡Benditos los santos que dialogan con la verdad. De ellos
es la solución y el dominio de la verdad, y, por tanto de la solución al
diálogo con honestidad y lealtad!”
“¡Dialogar con honestidad y lealtad es la forma, modo y
manera de solucionar las diferencias!”
“¡¡¡Benditos y alabados sean quienes quieren dialogar y
dialogan con honestidad y lealtad!!!”
“¡Quien se funda en la realidad, tiene todas ganadas, porque
la realidad es única e imposible de cambiar!”
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