“¡¡¡ECHO DE MENOS A MIS AMIGOS QUE HAN CRUZADO LA
FRONTERA DEL MÁS ALLÁ!!!”
“¡La muerte sigue siendo el final de la vida terrenal!”
Los recuerdos se me agolpan en mi mente y en mi corazón al
recordar a mis amigos que han cruzado la frontera del MÁS ALLÁ.
Los sentimientos y los recuerdos imperecederos de los amigos
muertos me entristecen y me llegan a hacer brotar unas lágrimas que expanden
esos recuerdos que no puedo ni quiero olvidar.
La tristeza trata de embargar mi alma y trato de contenerla para
que no sea solo recordar sino esperar que pronto nos volvamos a encontrar en la
eterna y plena felicidad.
Mi fe fortalece y engrandece la esperanza en la eterna e infinita
misericordia de Padre Dios, que nos espera, que me espera para que nuevamente
todos nos volvamos a encontrar.
La vida, esa maravilla, tiene glorias, tristezas, alegrías y
esperanzas que debemos fomentar, no dejando que la tristeza oscurezca ese feliz
y eterno final terrenal, en la presencia de Padre Dios, que eso es el cielo por
toda una eternidad, vivir la plena y eterna felicidad.
“¡Qué pegado estoy a la tierra!”
Padre Dios ilumina y fortalece mis sentimientos y recuerdos,
aumenta mi fe para que sea el cimiento en la espera ansiada de contemplarte, Padre
Dios.
“¡Qué pegado estoy aún a la tierra!”
“¡Padre Dios dame más fe, incrementa mi fe y fortalece mi fe!”
Que estos hechos y vivencias tristes sean el cimiento demás bien,
y que no se aproveche el mal para perturbar mi vida y mi fe.
“¡Qué pegado sigo estando a la tierra, sabiendo que me espera, que
nos espera la muerte para que todos juntos -familia, amigos, vecinos y el mundo
entero- gocemos de la eterna felicidad en la contemplación de Padre Dios!”
“¡Despega mi vida de las ataduras de la tierra, e ilumina mi mente
y mi corazón para que solo piense y espere Tu contemplación, Padre Dios! Y que
con ella pueda reunirme también con todos mis amigos en la eternidad”.
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