“¡QUIERO ESCRIBIR MI CARTA MAGNA!” Y POR ELLO PIDO BENEVOLENCIA Y PERDÓN.
Mi carta magna trata de la honestidad, de la humildad, del amor,
de la libertad y de la santidad, lo que he procurado vivir y trato de vivir
hasta morir en paz.
He dedicado una parte importante de mi vida a mis creencias y a
los valores heredados. A ellos dedico esta carta magna que pretende resumir lo
que es vivir, o al menos intentarlo, de acuerdo a creencias y valores que dan
sentido a la vida, a lo que hagamos y a lo que vivamos.
La vida es la oportunidad que se nos ha dado para llenarla de
valor y contenido. Es un regalo: vivir nuestra vida y que sea la muerte la
conclusión feliz de esa vida.
“¡¡¡Vivir es consentir!!!” Consentir sabiendo lo que es el
mal o el bien por la libertad, y actuar en consecuencia.
Consentir para vivir de acuerdo a creencias que sirvan como
cimiento a la vida, que se nos ha dado, y no perderla en banalidades.
“¡Aprovechar el tiempo, que jamás vuelve, es la gran obligación y
responsabilidad que tenemos!”
Perder el tiempo y la vida es irreparable, porque el tiempo pasado
no regresa jamás, y se ha perdido para toda la eternidad.
¿Qué ha sido mi vida? Está llena de errores y aciertos.
Pecados de los que me arrepiento y hechos que han fortalecido mis valores y mi
vida, para poder mirar de frente no solo al pasado sino al presente.
Intento vivir el presente con honestidad, humildad, AMOR y
AMISTAD y todo en libertad, tratando de llegar a la santidad.
“¡El futuro no está en mis manos, aunque sí debo prepararlo para
hacer las cosas lo mejor posible que me sirvan y le sirvan a los demás!”
Los demás somos todos, incluido yo mismo.
No podemos ni debemos desarraigarnos y apartarnos de nuestro
entorno, de nuestra realidad y de nuestras creencias y vivencias, por mucho que
queramos mejorar, si no aceptamos la verdad de la realidad.
¿Qué es la verdad de la realidad? La que vivo en cada momento.
He tratado llenar de valor y contenido todos los momentos de vida
que se me han dado para morir habiendo cubierto, con honestidad, amor,
humildad, libertad y santidad el tiempo y el espacio que me ha correspondido.
No ha sido fácil vivir la realidad del momento, pero sí
realizable.
Me he equivocado muchas veces, y, seguro, me seguiré equivocando.
Esto no será motivo para claudicar ante la lucha que tengo que realizar, sino
impulso para seguir viviendo con esperanza de saber cuál es la verdad que me
sirva como cimiento para seguir luchando y ayudar a los demás.
Ayudar a los demás ha sido y es mi gran felicidad, y trataré de ser consecuente ayudando a los demás hasta que muera. Es mi herencia, mi gran exigencia y mi gran experiencia.
Ayudar a los demás ha sido y es mi gran felicidad, y trataré de ser consecuente ayudando a los demás hasta que muera. Es mi herencia, mi gran exigencia y mi gran experiencia.
He vivido y compartido la felicidad en la medida de mis
posibilidades, y cada vez que he fallado la amargura me ha embargado.
Que sean estas palabras y frases el resumen de mi vida, que he
tratado de vivir con paz y alegría, y también con penas y sinsabores, pero todo
con la esperanza en un mundo mejor.
Paz y alegría porque he estado caminando a la búsqueda de la
santidad y lo seguiré haciendo hasta que me llegue la hora de partir a la
eternidad.
No han faltado problemas que resolver, ni hechos de los que me
tengo que arrepentir. A todos les he pedido y pido perdón para morir en paz y
en santidad y poder presentarme con el alma limpia ante la Santísima Trinidad.
Que sean estas palabras de mi carta magna una rendición de cuentas
de mi vida, lo que ha sido, y lo que pretende ser hasta que me llegue la hora
de partir.
Partir no es morir,
Morir no es desaparecer.
Morir es entrar en la eternidad, en la presencia de la Santísima
Trinidad.
Moriré cuando Padre Dios me lo diga y recibiré la muerte con
ilusión y esperanza en la infinita misericordia de Padre Dios, que me perdone
los errores y pecado que he cometido y de los que me arrepiento de todo corazón
y de los que estoy dispuesto a pagar el castigo merecido.
Aquí queda dicho lo que ha sido mi vida y lo que
me queda. Recen y hagan pequeños sacrificios por los demás y por mí. Gracias
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