miércoles, 29 de abril de 2020

“¡A MIS AMIGAS Y AMIGOS-HERMANOS DEL MUNDO ENTERO!”




“¡A MIS AMIGAS Y AMIGOS-HERMANOS DEL MUNDO ENTERO!”

A mis amigas y a mis amigos, hermanas y hermanos del mundo entero, felicidad, solidaridad, hermandad y libertad.
No se vivir sin el amor de los demás.
El amor nos debe unir más allá de la lejanía, de la diferencias de lenguas y de colores de la piel.
Todos somos hermanos, pero, en las circunstancias actuales, nuestra unión fraternal debería quedar reforzada por un título superior: amigos - hermanos.
“¡Demos un gran ejemplo a la humanidad demostrando que el amor nos une, y nos unirá hasta la eternidad!”
Hoy, el mundo y sus habitantes recibimos unas lecciones que espero no olvidemos.
¿Demostramos, cada segundo de nuestra vida, la solidaridad y el amor a los demás? O, por el contrario, ¿nos encerramos en nuestra tristeza por la pandemia del coronavirus?
De nosotros dependerá que olvidemos la tragedia, o conservemos y desarrollemos la hermandad que, afortunadamente, la grave circunstancia que vivimos ha originado.
“¡Nos unen un alma y un corazón que son iguales en todos!”
No existen diferencias en el ser humano. Las que hay, no son naturales, porque son la consecuencia de la falta de valores morales, éticos o religiosos.
Demostremos al mundo lo que somos capaces de hacer y vivir compartiendo y viviendo la felicidad y la libertad.
“¡Tenemos una responsabilidad grande porque se nos ha dado mucho bien: la libertad!”
Es el momento de luchar, todos juntos, por la libertad y por la felicidad.
“¡Estas metas deben de ser las mismas en todas las partes del mundo!”
“¡Las diferencias las han creado los malvados!”
“¡Nosotros demostraremos que el mal no ha vencido al bien!”
Que el bien debe reinar en todos nosotros, porque nos amamos y nos respetamos con la mayor honestidad y solidaridad, que nunca antes hemos vivido.
“¡Esta es la gran oportunidad!”
Las generaciones posteriores nos reprocharán haberla desaprovechado. Y no les faltará razón.
“¡Ayudarnos es la forma y manera de compartir la felicidad y la libertad!”
“¡Que nadie sufra si estamos nosotros!”
Tenemos que ser la sal que conserve los bienes de la tierra, que repartiremos con prodigalidad.
Mis queridas y mis queridos amigos-hermanos: tenemos la gran oportunidad de demostrar al mundo lo que somos capaces de hacer por la felicidad y por la libertad.
“¡Nuestra unión y fraternidad deben ser eternas!”
Que ese Ser misericordioso, al que tantos amamos y adoramos, nos ilumine el camino que debemos recorrer.
Y los no creyentes, que hagan pequeños sacrificios, para juntos cambiar al mundo en la solidaridad, la hermandad, la felicidad y la libertad.
Benditas y benditos sean. Benditos seamos.
Estos son mis datos de contacto:

Luis Cristóbal García-Correa y Gómez
Blog Mi Opinión: lugarcorrea.blogspot.com.es


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