“MI TEORÍA DE LA
PARTICIPACIÓN”
Esto lo escribí
en el año 2015, y sigue en vigor.
Le he dedicado una parte importante de mi vida a
la participación, porque la creo absolutamente necesaria para la felicidad y
para la libertad.
¿Qué entiendo por participación? La ineludible
obligación, personal e intransferible, de cooperar, de participar honestamente
en la búsqueda del bien de los demás, sin pedir nada a cambio.
“¡Los males y los
beneficios y bondades de todos los pueblos están basados en lo que haga una
mayoría social honesta y participativa!”
La honestidad como la participación se aprende
desde niños, y se aprende de los padres o de quienes hacen sus veces, sus
sustitutos.
“¡Una vez aprendidas la honestidad y la
participación, y aceptadas, para vivirlas se necesita el amor!”
“¡Con amor, honestidad y
participación no hay problema que se resista!”
Doy por sabido este axioma que quizás invento.
¿Entonces por qué hay males irremediables?
Insisto:
La mayoría del pueblo es la que asigna y define el comportamiento del resto.
¿Soy honesto y participativo en la búsqueda del
bien de los demás?
Hasta tanto no haya una mayoría social honesta y
participativa, los males personales y sociales seguirán existiendo, y puede que
hasta sigan aumentando.
Lo que usted, yo, el vecino, o el mundo entero,
hacemos puede conformar una mayoría, y eso es lo que vivimos, porque eso es lo
que repartimos.
Recogemos lo que sembramos.
No hay derecho a que sucedan tantos males
innecesarios, y que se derivan de la falta de una mayoría honesta y
participativa.
¿Está de acuerdo?
Si lo sabemos ¿por qué vivimos con ello, si realmente no lo queremos?
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Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.