“GANÁNDOSE ENEMIGOS”
Un amigo me decía que me
estaba ganando enemigos por proponer y promocionar que los particulares dejemos
de conducir -o reduzcamos la conducción- para no contaminar.
He tratado de ser
consecuente con la educación recibida, que fue: amar a Padre Dios sobre todas
las cosas y al prójimo como a mí mismo.
No puedo ni tengo autoridad
para tratar de imponer –ni se me ocurre– que dejen de conducir los
particulares.
Intento, y con todas mis
fuerzas, convencer y que lo que se haga sea por convencimiento.
Y dentro de ellas está
el reducir el uso del coche o incluso dejar de conducir para no contaminar.
Creo ciegamente
en la libertad.
“¡¡¡Sin libertad
no puede haber felicidad!!!”
La felicidad no
está en la posesión de cosas, como lo es el coche.
“¡¡¡La felicidad
es de dentro hacia fuera, nunca de fuera hacia dentro!!!”
Las cosas no hacen la
felicidad. La felicidad está en compartir valores, e insisto: no está en la
posesión de cosas.
Si la felicidad fuera la
posesión de cosas, aquellos que tienen coche serían plenamente felices ¿Lo son?
Les puedo garantizar por
la experiencia que no conducir tiene una enorme cantidad de beneficios, tales
como: no disgustarse por los insultos y llamadas de atención de conductores
maleducados, incluso por los que deben dar ejemplo; no tener el problema del
aparcamiento; los gastos de seguros, reparaciones, combustible… y así un
innumerable etc.
Y entre las muchas
ventajas añadidas al cuidado del medio ambiente y a la calidad del aire en las
ciudades, se asombrarán de la mejoría que se experimenta en la salud, en las
piernas, en la resistencia… Y la satisfacción de ayudar, ¡al menos a las
guaguas (autobuses) y taxis!
¿Para qué seguir
enumerando lo que todos sabemos?
Hay el inconveniente de que
nos han convencido de que la felicidad es tener un coche, y quien no tiene un
coche se siente un desgraciado. ¡Qué horror!
Seguiré, tristemente
ganándome enemigos, o no amigos, recomendando que para cuidar el medio
ambiente, para la salud personal, para el bolsillo personal, para tener menos
disgustos y para todo lo que sabemos de sobra, consideremos el "NO
CONDUCIR PARA NO CONTAMINAR".