“¡A ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. LA SEGUNDA NACIÓN QUE LEYÓ, Y SIGUEN LEYENDO, MIS ESCRITOS!”
Los países se miden por la grandeza de sus habitantes y de sus gobernantes, que son siempre un reflejo del pueblo que administran.
La grandeza de los habitantes de un país está
en amar y defender a su Patria, su bandera, sus tradiciones, a sus
conciudadanos, y en trabajar para ayudarse, ayuda que reparten entre sí y entre
los que lo necesitan, llegando a dar su vida por sus ideales, sin reparos ni
reservas.
Los estadounidenses se han caracterizado por
su acendrado y apasionado amor a su Patria y a su bandera, por lo que les
admiro y respeto.
Los Estados Unidos de América es el segundo
país cuyos habitantes leyeron y siguen leyendo mis escritos, siendo, hasta
ahora, el segundo, también, en número de visitas diarias.
Mi agradecimiento, admiración y reconocimiento
son eternos.
Escribo habitualmente con la ilusión, esperanza
y responsabilidad, de que estos sencillos y confiados escritos míos sirvan para
ayudar a la gente, o a alguno, por la información, por los sentimientos, por
las convicciones; y al comprobar que los norteamericanos siguen leyendo
asiduamente estos escritos, incluso con aumento del número de visitas diarias,
me llena de una inmensa alegría, y agradecimiento, que fortalecen e impulsan mi
responsabilidad.
Los países son grandes por lo que dicen y
hacen sus habitantes, lo que hacen y dicen sus gobernantes, y por el desarrollo
de sus leyes, cooperando a solucionar los problemas propios y de los que lo
necesitan.
Los países son grandes cuando cooperan con las
riquezas que producen para ayudar a quienes lo necesitan, ya sean nacionales o
foráneos. Aprovechan y generan riqueza con los bienes materiales que tienen y producen,
y la ayuda que reciben de muchas personas, también extranjeros, quienes, con su
trabajo y dedicación, y hasta amor, viven y ayudan a quienes son sus conciudadanos;
de los que ellos son, a su vez, ayudados y deudores.
Gracias estadounidenses por ser tan fieles y
leales y tener esa ambición y necesidad de saber y aprender, con lo que aún me
responsabilizan más, y me llevan a querer corresponder un poco, pero es todo lo
que se y tengo, al bien de ese grandioso país que ustedes, y los muchos
foráneos que llegaron a lo largo de los siglos, han creado y desarrollado para
ejemplo del mundo.
Espero que lo negativo -que todos tenemos,
unos más y otros menos– desaparezca, porque el pueblo honesto reconoce el mal y
trata de eliminarlo. Y al mismo tiempo fortalece el bien con honestidad y valor.
Gracias, con mucha reverencia a haberse dado
ustedes tan formidables lemas: E pluribus unum ("De muchos,
uno") y In God we trust ("En Dios confiamos"). Y reciban
mi cariño y admiración por su amor a la Patria, a su bandera, y por ayudar a
los necesitados.
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