“¿QUÉ ES EL TIEMPO?”
¿Qué es el tiempo? El segundo de cada momento.
Cada segundo nos va marcando
el tiempo que vivimos, y que dejaremos de vivir.
El tiempo pasa y no regresa
jamás. Así ha sido desde la eternidad.
¿Qué es la eternidad? La vida
sin terminar.
Los creyentes creemos que la
eternidad es el espacio y el tiempo del nunca jamás. Tiene comienzo, pero no
acabará jamás.
Creemos también que la
eternidad es la contemplación de La Santísima Trinidad por siempre jamás. La
eterna felicidad que Dios nos da, como compensación a la vida que hicimos, y al
perdón que recibimos, si se lo hemos pedido, y nos hemos arrepentido, de todo
corazón.
¿Qué piensan los no creyentes
de la eternidad? Supongo, porque no lo sé, que la eternidad no existe. Que con
la muerte se acaba todo. ¡Qué triste final!
Haber vivido toda una vida, y
que con la muerte se acabe todo, me parece tan injusto que no lo puedo creer.
Los seres humanos premiamos a
los buenos ciudadanos. ¿Qué premio reciben las buenas personas que no reciben
reconocimientos en la vida?
“¡No premiar en vida es una
injusticia humana, que no habrá ocasión de reparar!”
Quien muere habiendo sido una
buena persona y sin recibir reconocimiento, es una injusticia humana. ¿Cómo
podemos vivir sin remordimiento por no haber premiado a las buenas personas
durante su vida? Después de la muerte, si no hay nada, nada se les puede dar.
¿Se siente usted culpable de
no haber premiado a las buenas personas en vida?
Mi Dios es un ser infinito en
todo. Infinito en la bondad, en la misericordia, y en el perdón.
“¡Señor y Dios mío!” ¿Cómo
puedo informar y transmitir Tu existencia y tus bondades infinitas? Es algo tan
grandioso que se sale de mis posibilidades de expresar. Lo vivo con intensidad,
pero no lo sé explicar y expresar con palabras.
¿Qué es el tiempo? El segundo
de cada momento de la vida.
Santa Teresa describió el
tiempo y el amor como sigue:
No me mueve, mi Dios, para
quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejara por eso de
ofenderte.
Tú me mueves, Señor,
muéveme al verte clavado en la una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo
tan herido, muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor,
y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera
infierno, te temiera.
No me tienes que dar
porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero
te quisiera.
No tengo más palabras con las
que explicar lo que es el tiempo y el amor en el tiempo.
La santidad es capaz de
decir, de escribir, y hacer realidad, en unas frases, todo lo que es el tiempo
y el amor con pasión y adoración.
No me tienes que dar
porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero
te quisiera.
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