viernes, 21 de diciembre de 2012

“LA PÁGINA DIARIA”



“LA PÁGINA DIARIA”

¿Qué difícil y qué fácil puede resultar el juzgarnos a diario?
¿La página diaria de mi hoy será tan buena o mejor que la de ayer?
Mañana deberé hacer el examen de conciencia y ver si ayer fue bueno o malo.
Ese examen diario jamás se debe dejar, pero este consejo sirve para todos, tanto creyentes como no creyentes.
Es, quizá, la única manera de progresar y de ayudarnos a amar cada día más a nuestro  prójimo para sentirnos felices con nosotros mismos y con los demás.
Pagar el diezmo de la hierbabuena y, a la vez,  ser un pasota, porque no piensa en los que le rodean, expresa que se es un  individualista. 
Actuar de espaladas a la justicia, la misericordia y la buena fe, son actos contrarios al bien.
No a una minuciosidad agobiante y por otra lado una gran laxitud en lo verdaderamente importante.
Lo importante es amar al prójimo como a nosotros mismos, lo demás vendrá por añadidura.
 No preocuparnos en exceso de cosas accidentales y dejar escapar lo verdaderamente importante.
El examen diario ayuda a no caer en la hipocresía, y llenar la pagina diaria con cosas valiosas para nosotros mismos y los demás. Con él examen diario veremos cuáles son los recovecos de nuestro corazón. Y nos ayudará a practicar el bien.
Somos llamados, herederos y debemos ser merecedores de la grandeza y no para quedarnos en la hierbabuena, en pequeñeces.
Descubriremos si hemos vivido la caridad, nos hemos esforzado en el trabajo, cuál es la raíz de nuestra tristeza o malhumor,… y así ponerle remedio.
Toda nuestra actividad – familiar, profesional, lúdica, y social – debe ser ocasión de amar al prójimo, a ser posible apasionadamente.
Ese examen diario de conciencia es un repaso a fondo de lo que hemos escrito en nuestra irrepetible página diaria.
Aprenderemos de la contrición, para comenzar la nueva página en blanco –única e irrepetible - de mañana. Iremos dando ejemplo, tan  necesario, en especial ahora, en que tantos valores humanos y religiosos se están olvidando.
Llenar el día con el trabajo bien hecho, la relación cariñosa con la familia y afectuosa con los amigos, la obligada y eficaz participación social, etc.
La honestidad con nosotros mismos  y con los demás,  habremos escrito una bella página de ese  día.
Que no pongamos tachaduras, ni espacios en blanco, y si los hay a corregirlos. Ahí está la virtud.
Yo tengo que confesar que no hay día que no tenga algo de que corregirme, pero no cejo ni quiero desfallecer. Son tantos los frentes que tenemos que mejorar y fortalecernos, y un medio importante para conseguirlo es ese examen diario de la página diaria.
Así nos conoceremos mejor y seremos mejores.
Descubriremos donde está nuestro corazón y qué es lo que lo ocupa.
Necesitamos corazones caritativos, honestos y libres. Con ello habremos escrito, con letras de oro, nuestra página diaria, con la que podemos favorecer a muchos, y de la que podremos estar satisfechos e ir corrigiéndonos que es lo que hacen los santos.
La felicidad llegará, como siempre, si participamos diariamente con honestidad, que lo demás vendrá por añadidura.
Aprovechemos estas fiestas (que reiteramos las felicitaciones) para comenzar y no terminar nunca.


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