¿PARA QUÉ? Y ¿POR QUÉ?
La vida es un ¿por qué? y un ¿para qué?, y lo
bueno es saber la contestación a esas preguntas que tienen tanto significado y
poder.
¿Para qué y por qué nacimos? ¿Para qué y por qué
vivimos? ¿Para qué y por qué morimos?
Quien sepa contestar a esas preguntas tiene la
batalla ganada y podrá dedicar su vida a conseguir logros inimaginables.
Las consecuencias derivadas de estas preguntas
son tantas y tan variadas que me voy a hacer las que considero más importantes,
aunque en el pasotismo que preside nuestra sociedad quizás no sean
-lamentablemente- las preguntas más comunes y frecuentes en nuestra vida
personal.
¿Para qué nacimos? ¿Qué significado tiene mi
vida? ¿Qué hago para que estas preguntas tengan respuestas y llenen mi vida?
Heredé el conocimiento y creencia del porqué
nací, del significado y lo que debo hacer, y todo por la educación que me
dieron, y que tantas veces he dicho y repito que fue: para amar a Padre Dios y
a usted como a mí mismo. Y cuando no lo hago me siento mal, puedo llegar a
pecar, a ofender a Dios y ofender al prójimo, por haber faltado a ese
Mandamiento que ordena y dirige mi vida.
He tenido la suerte y la responsabilidad de
saber hacia dónde voy y cómo debo de ir. Y eso ha hecho que mi vida tenga un
significado concreto que me ha ayudado a caminar con un fin determinado.
No todo ha sido fácil y sencillo. He pecado y me
he tenido que arrepentir de muchos hechos mal hechos, y esa penitencia la he
cargado y he buscado la reparación tratando de merecer el perdón y no el
castigo social y religioso.
He luchado, he trabajado y he cometido errores y
pecados, y he hecho buenas obras que tratan de redimir mis errores y pecados.
Al igual tengo que decir que he recibido
compensaciones inimaginables. He recibido honores maravillosos que han mejorado
mi vida y que han ampliado el cimiento de mi comportamiento y de mi
responsabilidad.
Comportamiento de agradecimiento y de
corresponder con honestidad tratando de ayudar para vivir feliz y ser merecedor
de esos honores y reconocimientos. Y de responsabilidad para ser fiel y leal.
El ¿por qué? y el ¿para qué? Estas preguntas me
lo han puesto clarísimo. Responder a ellas ha fortalecido e incrementado los
valores éticos y religiosos heredados y aceptados, y me ha marcado un destino
hacia el camino que debo recorrer y que trato día a día hacer.
¿Por qué? y ¿para qué? Nos lo debemos preguntar
para llenar la vida de contenido y tener un por qué y un para qué de la vida y
sus hechos, y habremos conseguido y merecido la necesaria felicidad porque
hemos ayudado y compartido la felicidad.
Gracias a todos, y, como creyente: que Padre
Dios les bendiga. Como atrevido ruego, pero como me enseñaron mis padres y es
costumbre antigua, permítanme que yo también les bendiga.
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