“LA GLOBALIZACIÓN Y LA IDENTIDAD”
Aunque la palabra globalización no procede de globo, la realidad que designa se puede inflar hasta correr el riesgo de pincharse.
Más
allá de los símiles, la globalización es la mundialización de todo lo que nos
acontece a las especies animales, a las plantas, a la Naturaleza y al género
humano.
“¡Cualquier hecho local ha dejado de serlo para convertirse en universal!”
“¡Las redes sociales y las comunicaciones han globalizado el planeta y todo lo
que en él habita!”
Todos los actos humanos, tiene su lado positivo y negativo.
Si no tiene una identidad definida y conocida, el individuo, una comunidad, un
pueblo … pueden ser arrollados por costumbres foráneas, lo que no deja de ser
una pena, porque es una manifestación de incultura y de falta de amor a la
tierra.
Todos los actos humanos tienen repercusión, y la tienen, en la medida de su
fuerza y de la debilidad del oponente. Y viceversa.
“¡La ignorancia disminuye la participación del bien en los actos humanos!”
Quisiera insistir en que globalizar no debería significar perder toda o parte
de la propia identidad.
“¡La identidad debería ser protegida como valor patrimonial, cultural y
etnográfico!”
“¡La identidad es signo de cultura, historia, y amor a la tierra!”
La introducción de costumbres foráneas, con detrimento de la propia identidad,
la considero nefasta, porque denota desconocimiento de lo propio, incultura
popular, y falta de personalidad, con el añadido de falta de amor a lo nuestro.
No me imagino a un andaluz con traje de típico canario y bailando una
seguidilla en sustitución de sus tradicionales trajes y bien conocidos bailes
típicos. O cantando folias en vez de cante jondo en medio de Sevilla.
Esto sería un efecto negativo de la globalización, culpa de la incultura
popular. Sería la desnaturalización de los valores positivos de la
globalización.
Quien no conoce y, por lo tanto, no quiere ni ama a lo suyo, está condenado a
equivocarse y a ser una apátrida social. Quizá exagero, pero creo que es la
realidad.
Quien no protege y no se enorgullece de su propia identidad, y la sustituye por
otra foránea, achacando a las influencias globalizantes, es un inculto que no
tiene amor a su tierra.
Todo tiene una medida, aún en la globalización.
Aprovechemos lo bueno de la globalización. Protejamos lo nuestro y ahuyentemos
las intromisiones que anulan, por desconocimiento, nuestros valores
tradiciones, que son parte de nuestra identidad.
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