lunes, 23 de agosto de 2021

“HACER LAS COSAS BIEN”

 

“HACER LAS COSAS BIEN

Hacer las cosas bien depende de la educación recibida; de los valores que se tienen, que se creen y que se practican; y de participar honesta y libremente, sin pedir nada a cambio. En resumen: ser honesto y participar en libertad.

¿Por qué se hacen cosas mal? Por la libertad.

¿Quién hace las cosas mal? Quien quiere. No hay razón para hacer el mal, sí hay razón para hacer el bien.

“¡Y la experiencia dice que en el fondo es más fácil hacer las cosas bien que mal!”

El odio, la envidia, la perversidad... ¡Para qué seguir enumerando pasiones, razones y motivaciones equivocadas! Todos las conocemos, desafortunadamente.

“¡Padre Dios!” “¡De infinita misericordia!” ¿Aún esos maledicentes, si se arrepienten y piden perdón, entrarán en el reino de los cielos?

¿Qué podemos y debemos hacer para que se haga el bien por la humanidad entera? “¡Rezar y hacer el bien que esté a nuestro alcance!”

El mal cuando está establecido es muy difícil de erradicar.

El mal, cuando está establecido, hace que el maligno actúe con prontitud, y ejerza su poder  porque se encuentra un campo abonado. Un ejemplo son los poderes perversos.

No debería ser anormal, raro, o algo parecido, que un maldiciente se arrepintiera y recondujese su vida hacia el bien. La solución es rezar para que Padre Dios ilumine esas mentas en tinieblas y en la oscuridad del mal.  Y así recibirán el perdón.

“¡Que los maldicientes vean y comprendan que la felicidad está en compartir el bien; que dando nos enriquecemos de belleza y alegría; y recibiendo el bien llenamos nuestra alma de ese bien y de la libertad, desarrollándose, entonces, la felicidad!”

"¡Hacer las cosas bien es más fácil que hacerlas mal!"

"¡Con el bien el alma se reconforta, se llena de ilusión, de felicidad y de libertad!"

¿Cómo convencer a los maldicientes, para que cambien y hagan las cosas bien? Rezar, y los no creyentes hacer pequeños sacrificios, todos debemos hacerlos, para que ambos hechos sean la suma necesaria para hacer desaparecer el mal, y hacer que llegue el bien a las cosas y a las almas de los más necesitados. Que los hay.

Hacer las cosas bien debería ser normal y natural.

Quien hace las cosas bien ya está en el maravilloso camino de la santidad. También el que trata de hacerlas bien.

Hacer las cosas bien llena el alma y el corazón de lo que tanto ambicionamos y necesitamos: la felicidad y la libertad.

Haga las cosas bien y ya me contará.

Ya me dirá.

Gracias por su amistad, y por el favor que me ha hecho leyendo este texto.

Le doy lo que tengo de más valor (queriendo hacer las cosas bien): Que Padre Dios le bendiga, a su familia, amigos, vecinos y al mundo entero.


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