“MI TESTAMENTO”
Como humano y pegado a la tierra, quisiera dejar
testamento.
Quisiera transmitir ilusiones, esperanzas y vivencias.
Testar con el deseo de aportar y ayudar.
Aportar ¿Qué? La experiencia de la ciencia adquirida de
la vivencia.
¿Qué he aprendido en 91 años? Que hay que educar a los
hijos en valores.
Tratar de ser consecuente. Ayudar para dar felicidad.
Fortalecer la libertad. Proteger el hábitat natural. Y sobre todo amar, apasionadamente, a Padre Dios y al ser humano.
Ayudar. ¿Cómo ayudar? Quizá sea de los actos y hechos
más fáciles de realizar. ¿Qué hacer? Oír y hacer.
“¡Oír las necesidades y tratar de ayudar a su solución,
suele ser la solución! “¡Tratar de
ayudar, simplemente eso, suele ser la solución!”
La vida es única e irrepetible, desperdiciarla es
imperdonable: ¿Cómo se aprovecha? Tratando de ayudar a hacer felices y libres a
los demás.
Los valores vividos y sin lamento,
transmitirlos quiero.
Para tener y repartir
la felicidad que he tenido y tengo.
Que sirvan para vivir
el amor verdadero.
Pretendo dejarlos en mi testamento.
Espero haber sido capaz de honrar la herencia recibida
en educación y valores. Y haberla merecido.
En el ocaso de la vida, haciendo balance, compruebo que
me falta mucho por hacer, por decir y me falta mucho pedir perdón.
Como eterno resumen: sólo valores y amor son mi
testamento.
A ellos he dedicado mi vida, con aciertos y errores.
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