“¡LA SOLIDARIDAD!” “¿DÓNDE ESTÁ?”
La solidaridad ¿Dónde está?
Un conocido mío, árabe, me decía hace tiempo: Mucho jabla, mucho jabla, y
poco jace, poco jace (mucho habla, mucho habla, y poco hace, y poco hace).
Tenía toda la razón.
Los creyentes en Dios rezamos, pero ¿nos unimos para rezar en común, y
conseguir la bendición del Dios que adoramos?
Espero no ser la persona a la que se refería la frase de nuestro amigo
árabe. Espero que no.
Afrontamos un reto universal. El coronavirus ha demostrado su capacidad
letal, a escala mundial.
Los que predicamos el amor y la misericordia de un Dios todo poderoso,
creador de todo, cuya bondad es infinita, y que nos oye cuando
rezamos ¿qué hacemos?
¿Es un Dios unipersonal? ¿Es un Dios que solo escucha a determinadas
personas, a determinadas religiones? ¿Es un Dios particular? ¿Cómo es el Dios
que adoramos las religiones monoteístas? ¿Es un Dios solo de determinadas
religiones? ¿Cómo es ese Dios que decimos que adoramos?
Las religiones monoteístas tenemos una ocasión especial para rezar juntos
al Dios que adoramos ¿Y qué hacemos? ¿Pedirles a nuestros fieles que recen, y a
los demás que les parta un rayo? ¿Qué estamos haciendo?
Dios nos coja confesados.
La responsabilidad de rezar en comunidad no ha cambiado.
¿Cómo no nos oirá ese Dios al que todos adoramos si rezamos juntos?
La solidaridad no ha cambiado, todo lo contrario: la solidaridad se ha
reforzado.
¿Dónde está la solidaridad de las religiones monoteístas? ¿Solo en nuestras
Iglesias, en nuestra Sinagogas, en nuestras Mezquitas, en nuestros Templos…
¿Dónde está nuestra solidaridad?
La historia nos juzgará.
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