“¿QUÉ ES PARA MÍ EL TIEMPO?
El tiempo es el espacio que uno desperdicia o aprovecha. Los hechos son la
materialización de tiempo. Pueden ser buenos, malos o regulares. Los regulares
me parece que abundan en demasía.
El tiempo es el recurso para hacer el bien, el que usan los honestos.
El tiempo nunca regresa.
El valor del tiempo es incalculable.
El tiempo sirve para vivir y debería
ser para hacer el bien.
Perder el tiempo es perder vida y contenido.
La vida es una parcela del tiempo en
la que uno construye su existencia. Desde un rascacielos a una cueva. Depende
de la honesta participación personal y social, y del amor que se tenga.
Lo único que iguala al tiempo es el
amor.
Cuando se quiere, se ama, el tiempo
se llena de contenido, de alegría y experiencia. Y esos recuerdos son la
ciencia de la persona adulta, de la persona mayor.
La vida sin tiempo es la muerte, y
su contenido está de acuerdo a la ética o religiosidad con que se ha vivido.
La vida sin tiempo y sin contenido
es la muerte, el vacío y la soledad. Con el peligro de la eterna condenación.
La cantidad, calidad y el valor de
la vida dependen del tiempo que uno le haya dedicado a trabajar por los demás
sin pedir nada a cambio.
Y puede tener un pago: la vida
eterna en la contemplación de Padre Dios.
Esto lo creemos los católicos. Los
no creyentes supongo que al menos sentirán que han cumplido con su deber como
personas y como ciudadano.
El tiempo es bendito cuando se llena
con amor. Espero y deseo que mi tiempo haya sido -y sea lo que me resta de
vida- pleno de amor a Dios y al prójimo.
“¡Tiempo con amor, es recibir amor con el tiempo!"
“¿QUÉ ES PARA MÍ EL TIEMPO? El tiempo que he vivido, el que viviré, y la suma de los hechos, buenos o malos, que he realizado.
“¿QUÉ ES PARA MÍ EL TIEMPO? La oportunidad de vivir y morir en santidad.
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