“¡SER APÓSTOL DE
LA ORACIÓN!”
Ser apóstol de la
oración es una consecuencia de la santidad de vida.
Insisto, la santidad es la añorada y
deseada meta, para vivir felices en este mundo y luego en el cielo.
Para ser apóstol, testigo enviado,
motor del cambio, hay que vivir y tratar con la gente, y vivir con intensidad en
la realidad.
Para enseñar a orar, basta saber rezar,
ser apóstol, vivir en libertad.
La oración es, y será, la más inmediata
comunicación de cada persona con La Santísima Trinidad: Padre Dios, Jesucristo
Dios y hombre verdadero, y Dios Espíritu Santo.
El apostolado ha sido, y será, la gran
labor que debemos realizar para compartir nuestras creencias y valores, ayudar
a los demás, e ir así preparando un lugar en la eternidad.
Estar al servicio de los demás es algo
que siempre podemos hacer, y lo más fácil e inmediato es rezar y tratar de
convencer y demostrar, con nuestros propios actos, el valor y el poder de la
oración.
Hablar con Dios ¿Hay algo mayor? Pues
es lo más fácil de hacer: rezar. Dios nos oye. Dios nos inspira.
Ser apóstol de la oración engrandece el
alma, amplía el corazón para amar más y mejor, y nos llena la vida de
felicidad.
"¡Qué fácil es ser feliz!"
Todas y todos tenemos, no solo la posibilidad, sino la realidad de ser felices.
Y si no lo somos es porque los demás aún no son parte nuestra, sino conocidos y
nada más.
"¡Pasar de conocidos a amigos es
una oportunidad que jamás podemos perder!"
El amigo enriquece la vida, y la llena
de valor y contenido.
Quien pierde la oportunidad de ser
amigo, ha perdido un amigo.
Quien tiene a un amigo, jamás le
faltará el oído, la palabra y el abrazo necesario, para desde ese día comenzar
a fortalecer e incrementar la felicidad.
Ser apóstol de la oración es recorrer
el camino que, siempre hemos tenido abierto, pero que no lo hemos recorrido,
por estar inmersos en la vida arrolladora del necesitar, cada vez más, de cosas
materiales olvidando las espirituales, que son las que engrandecen la vida, le dan
valor y contenido.
Sea apóstol de la oración, y caminará
por el maravilloso sendero hacia la santidad.
Ser apóstol de la oración es encontrar
al amigo, y hablar con Dios.
Sea apóstol de la oración, y entre en
la vida de la contemplación de Dios.
Sea apóstol de la oración, y toda su
vida será una oración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.