lunes, 16 de marzo de 2020

“¡SER APÓSTOL DE LA ORACIÓN!”




“¡SER APÓSTOL DE LA ORACIÓN!” 
Ser apóstol de la oración es una consecuencia de la santidad de vida.
Insisto, la santidad es la añorada y deseada meta, para vivir felices en este mundo y luego en el cielo.
Para ser apóstol, testigo enviado, motor del cambio, hay que vivir y tratar con la gente, y vivir con intensidad en la realidad.
Para enseñar a orar, basta saber rezar, ser apóstol, vivir en libertad.
La oración es, y será, la más inmediata comunicación de cada persona con La Santísima Trinidad: Padre Dios, Jesucristo Dios y hombre verdadero, y Dios Espíritu Santo.
El apostolado ha sido, y será, la gran labor que debemos realizar para compartir nuestras creencias y valores, ayudar a los demás, e ir así preparando un lugar en la eternidad.
Estar al servicio de los demás es algo que siempre podemos hacer, y lo más fácil e inmediato es rezar y tratar de convencer y demostrar, con nuestros propios actos, el valor y el poder de la oración.
Hablar con Dios ¿Hay algo mayor? Pues es lo más fácil de hacer: rezar. Dios nos oye. Dios nos inspira.
Ser apóstol de la oración engrandece el alma, amplía el corazón para amar más y mejor, y nos llena la vida de felicidad.
"¡Qué fácil es ser feliz!" Todas y todos tenemos, no solo la posibilidad, sino la realidad de ser felices. Y si no lo somos es porque los demás aún no son parte nuestra, sino conocidos y nada más.
"¡Pasar de conocidos a amigos es una oportunidad que jamás podemos perder!"
El amigo enriquece la vida, y la llena de valor y contenido.
Quien pierde la oportunidad de ser amigo, ha perdido un amigo.
Quien tiene a un amigo, jamás le faltará el oído, la palabra y el abrazo necesario, para desde ese día comenzar a fortalecer e incrementar la felicidad.
Ser apóstol de la oración es recorrer el camino que, siempre hemos tenido abierto, pero que no lo hemos recorrido, por estar inmersos en la vida arrolladora del necesitar, cada vez más, de cosas materiales olvidando las espirituales, que son las que engrandecen la vida, le dan valor y contenido.
Sea apóstol de la oración, y caminará por el maravilloso sendero hacia la santidad.
Ser apóstol de la oración es encontrar al amigo, y hablar con Dios.
Sea apóstol de la oración, y entre en la vida de la contemplación de Dios.
Sea apóstol de la oración, y toda su vida será una oración.



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