jueves, 28 de enero de 2021

“¡A LAS Y LOS QUE CREEN EN DIOS!” “¡A LOS MONOTEÍSTAS!”



“¡A LAS Y LOS QUE CREEN EN DIOS!” “¡A LOS MONOTEÍSTAS!” 

La gran mayoría de la humanidad creemos en un solo Dios. Por eso nos llamamos monoteístas:  monos significa uno, y theos significa Dios.

¿Los monoteístas creemos que mi Dios es el único y verdadero? Por tanto: los demás están equivocados. Sinceramente: creo que no.

En mi caso, he heredado y aceptado mi creencia en Dios.

Para mi es algo tan claro y evidente, atesoro tantas vivencias de Dios, que no tengo la menor duda de su existencia.

Lo puedo asegurar sin temor a equivocarme.

Creo que el amor y adoración a Dios son una inspiración divina, que, en mi caso, se ha servido de una herencia recibida.

No cabe duda que Dios me ha oído, y me lo ha confirmado en numerosas ocasiones.

Algún día les diré cuales han sido esas confirmaciones. Este tema es más importante que mis experiencias.

Volviendo al tema: una de las cosas que más me preocupan es la desunión entre las religiones monoteístas.

La desunión monoteísta es algo que no llego a entender, y menos comprender.

Máxime en estos momentos, cuando tenemos problemas gravísimos ocasionados por la pandemia y la espantosa crisis económica y social, y no hacemos nada.

Teniendo, como tenemos, la solución, no la ponemos en práctica. ¿Por qué? Esta es la pregunta que me repito desde hace tiempo.

“¡Si millones de fieles monoteístas rezásemos y pidiéramos, a ese Dios que tanto amamos y adoramos, por la misma intención, ese Dios nos lo concederá!”

¿Cuál o cuáles son las razones de esta desunión? Eso quisiera saber yo.

La solución es tan evidente y segura que no hacerlo, no creo que solo sea incomprensible, porque hay una responsabilidad ecuménica, que ese Dios, a quien amamos y adoramos, supongo nos reclamará.

Digo supongo, porque, lógicamente, no lo sé, es solo una deducción lógica.

De lo que sí estoy seguro es de la responsabilidad. La responsabilidad es inherente al cargo.

¿Qué puede ser lo que impide esta HERMANDAD?

¿Quiénes son los culpables?

¿Qué razón o razones existen para que no haya esa HERMANDAD?

Seguiría haciéndome preguntas, y siempre llegaría a las mismas conclusiones: ¿Hay orgullo y no humildad?

¿Hay despreocupación?

¿Los dirigentes están muy lejos de sus fieles?

Lo cierto es que no sé cuál es la razón.

Llevo más de un año con este tema, y me encuentro en el mismo punto de partida.

Sea la razón que sea, hay una realidad incuestionable: la responsabilidad de tener la solución y no ponerla en práctica.

Dios nos coja confesados.


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