“COMPARTIR”
Compartir es repartir: repartir la vida, el amor, la felicidad,
los bienes materiales, la libertad… En la medida de lo que compartimos, en esa
misma medida ampliamos lo que compartimos.
La vida es una constante manifestación de hechos que
compartimos.
“¡De lo que compartimos es de lo que recibimos!”
Si damos paz, alegría y amor, eso recibiremos. Y si se ha
compartido con pasión recibiremos en la misma medida y entramos en la espiral
de la felicidad.
Sí, la espiral de la felicidad: porque en la medida de lo que
damos, nuestra felicidad se eleva, y se propaga cada vez a mayor velocidad,
incrementando lo que damos y que volvemos a recibir aumentado.
Compartir es una forma clara de vivir para tener felicidad y
libertad, y tenerlas con abundancia, lo que nos ayuda a entrar en la aspirada
espiral del la felicidad.
“¡Dichosos los buenos porque de ellos nace y crece la felicidad
y la libertad, y al compartirlas con los demás entramos en la espiral de la
felicidad!”
Compartir debe ser no solo el medio sino el fin de una parte
importante de nuestra vida.
“¡Compartir lo que tenemos elevamos lo que somos!”
“¡Benditos y alabados sean los que comparten lo que tienen, de
ellos es el reino de la felicidad, de la paz y hasta de la libertad!”
Seamos magnánimos en lo que compartimos, damos y repartimos, y
recibiremos más de lo que hemos dado.
Dichoso quien comparte y reparte, de ella, de él, surgirá el
bien de forma natural, y todos nos beneficiaremos e incrementaremos el bien que
luego nos servirá para compartir y desarrollar la espiral de la felicidad.
“¡Dichoso quien comparte y reparte, recibirá ahora su parte y
luego en la eternidad!”.
“¡Compartir y repartir debe ser la forma y manera de vivir!”
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