“¿QUÉ ESTOY YO DISPUESTO A DAR?”
¿Qué estoy yo dispuesto a dar? Lo que estoy dispuesto a dar
está en relación con los valores en los que me educaron y acepté.
Esa pregunta –con su contestación- nos la deberíamos hacer
todas y todos sin excepción, seamos de un barrio, un pueblo, una ciudad, una
nación o de otra.
La sociedad la componemos las mujeres y hombres que habitamos
en un territorio, como puede ser un barrio, un pueblo, una ciudad, una nación.
¿Cómo somos los habitantes de mi barrio, de mi pueblo, de mi
ciudad, de mi nación?
Según la contestación que me dé, le diré cómo es y cómo son
sus conciudadanos, sean de un barrio, un pueblo o una nación o de otra.
¿Qué están dispuestos a dar sus conciudadanos? La pregunta
no es qué están dispuestos a coger. Es ¿qué están dispuestos a dar?
¿Son solidarios? ¿Son pasotas? ¿Cómo son? Usted lo sabrá perfectamente,
no solo por conocer cómo son sus vecinos y conciudadanos, los demás, sino cómo
es usted.
¿Qué está usted dispuesto a dar?
Esa misma pregunta me la hago yo. Y llego a la siguiente
contestación: no doy todo lo que debo y puedo. Lo que me entristece, y me hace
pensar, porque quiero mejorar, para sentirme mejor conmigo mismo y con los
demás. Para ser mejor persona.
¿Se hace usted la misma pregunta? ¿Qué estoy dispuesto a
dar?
"¡Dar es uno de los verbos que debemos conjugar en la
realidad de cada día!"
¿En qué contribuyo en mi comunidad?
¿Soy solidario o soy un despreocupado? O soy de los que digo:
eso no va conmigo.
Los valores morales, éticos y religiosos son, y serán, el
fundamento de su comportamiento, del de su vecino, del de su amigo, y así hasta
llegar a su nación, al comportamiento colectivo de su nación.
¿Qué solidaridad hay en su nación? ¿Por qué la hay? ¿Por qué
no la hay?
¿Qué pasotismo hay en su nación? ¿Por qué la hay? ¿Por qué
no la hay?
Creo que me he pasado con las preguntas.
Al hacerme esas mismas preguntas siempre llego a la misma conclusión:
NO DOY TODO LO QUE PUEDO Y DEBO DAR.
Espero que, como a mí, también le sirva a usted hacerse las
mismas preguntas, para saber quién es y cómo se comporta.
Lo que sí le puedo garantizar es que, si se hace las mismas
preguntas, le puedo añadir que está en el camino correcto con usted y con los
demás.
Eso es lo que yo estoy haciendo. Tratando de ir por el
camino correcto. Tratando de dar y de ayudar.
Estas palabras me comprometen, y me responsabilizo, a ser
mejor persona, para sentirme a gusto conmigo mismo y con los demás, para ser
fiel a mis convicciones y a mi conciencia, para ser leal con todos.
Por favor: le ruego me dé su opinión, que, no solo me
ayudará a mí, sino a toda persona que lea este escrito.
Como creyente le deseo todo lo mejor, que es que Dios le
bendiga, y a su familia, amigos, vecinos, a su país y al mundo entero. En
donde, egoístamente, yo me incluyo.
Gracias por la bondad de haber leído, y por su contestación,
si nos quiere hacer este admirable favor, que se lo agradezco de todo corazón.
Reitero las gracias con el alma y el corazón.
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