“¡¡¡EL COCHE!!!”
El coche se ha convertido en el opio
del pueblo.
Quien no tiene un coche se siente un
desgraciado.
Hay quien adquiere un coche después
de muchos sacrificios personales y familiares. Vive agobiado por los costes de
mantenimiento, pero sigue con el coche.
El coche es uno de los mayores
contaminantes: un destructor del hábitat natural.
Se calcula que circulan mil millones
de vehículos cada segundo del día, del mes y de los años. La
contaminación es, por tanto, aplastante y tiene unos efectos desastrosos, con
coste de vidas que jamás se recuperarán.
¡Que se lo pregunten a las Islas del
Caribe y a los Estados Unidos!
Hay quien dice que no cree en el
cambio climático. En Estados Unidos y en las Islas del Caribe están bajo las
aguas y no se sabe por cuánto tiempo, ni la cuantía de los daños causados. Se
han perdido vidas humanas.
Los
propietarios y conductores de coches tienen una responsabilidad y una
culpabilidad personal y universal. No se las quita el vivir despreocupado,
o pasota: !ahí me las den todas¡
Los propietarios de coches y los
conductores están atacando a sus propias vidas, a las de sus familias, al
Planeta Tierra en su conjunto, nuestro necesario e insustituible hábitat
natural.
Huracanes de 300 kms por hora, uno
detrás del otro, y de la máxima categoría, la 5. Lo nunca visto y vivido.
Lluvias torrenciales en minutos,
inundando lo necesario para vivir. Muertes.
Un matrimonio con 2, 3 o 4 miembros
de familia, y con escasos recursos, tienen dos coches como mínimo. Algunos uno
por persona. ¡¡¡Espantoso e inaudito!!! Y siguen con el coche.
El ser humano esclavizado por el
coche se está convirtiendo en un malabarista y en un enemigo de la sociedad.
Estiran el dinero sin necesidad, quitándole bienes, y puede que hasta
necesarios a la familia, pero tienen el coche sin necesidad. Sacan de donde no
hay, para tener lo que no es necesidad.
¿Quién puede parar esto? Vamos, certeros
y a toda velocidad, a la autodestrucción. Y todo no sigue igual: sigue peor.
¿Cómo demostrar y convencer del daño
que se están causando, el que le están causando a sus familias, vecinos,
ciudadanos y al mundo entero? No lo sé.
Viviendo, encima, amargado por los
gastos innecesarios y por gusto.
Por favor ¿hay alguien que me puede
indicar qué puedo y qué debo hacer para parar este desastroso holocausto?
Hemos luchado durante siglos para
tener libertad y vivimos la mayor de las esclavitudes que ha vivido la
humanidad.
Hay lugares que para ir hay que
dejar el coche en un aparcamiento y coger un taxi para que lo lleve al destino
y regresar. (No necesita explicación ni aclaración).
Creo que no es necesario seguir
insistiendo en el disparate y sacrificio de tener un coche para, encima,
dañarse y dañar a los demás.
Solo
añado: Por favor: “Hagan, sumen los gastos mensuales y ya me dirán”
Comprueben cómo han sido engañados y
se lo han creído, con el agravante que siguen con el coche y sin tener
felicidad. Pero tienen el coche.
Dejé de conducir cuando me hicieron
ver que estaba contaminando. Aparqué mi flamante Mercedes y nunca más he vuelto
a conducir, ni conduciré. Ahora soy una persona más feliz. Los gastos,
problemas del tráfico - y no digamos tropezar con un maleducado- son hechos que
ya no vivo.
Ahora
ahorro dinero e incremento la salud propia, familiar y del mundo entero, y
coopero a aumentar la felicidad personal y social.
“¡Verá
cosas que nunca había visto y por las que pasaba todos los días!”
Ahora tengo una gran cantidad de
amigos taxistas que siempre me enseñan y aprendo algo nuevo. Son las esponjas
de la ciudad. Van absorbiendo todo lo que le decimos los clientes. Y nos llevan
de puerta a puerta.
Los taxistas son una maravillosa
necesidad personal y social. Contribuyen a reducir la espantosa y aterradora
contaminación. Y aumentan la felicidad.
¿Cómo convencer de que la felicidad
no está en tener, sino en disfrutar las bellezas de la vida y compartir la vida
con los demás?
¿Cómo
convencer de que tener un coche no es la felicidad, sino todo lo contrario? No
lo sé, pero seguiré intentando ayudar a comprender el daño que se están
causando los propietarios de coches y el que nos están haciendo a los demás.
“¡¡¡Ahora
es usted el que decide!!!” Y nadie más.
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