“¡¡¡EL DESPRENDIMIENTO!!!”
Nos ha tocado vivir una época de falta de valores y, como
consecuencia, de crisis económica, en la que el desprendimiento es fundamental
para la felicidad.
Necesitamos el desprendimiento efectivo de lo que somos y tenemos,
para ayudar a la pobreza que nos rodea o está cerca.
Apegarnos a los bienes terrenales nos aleja de quienes tenemos que
servir.
Hay quien cae en una idolatría de los bienes materiales,
convirtiéndose en esclavo y no señor de ellos.
Los creyentes lo tenemos claro: “si alguno no renuncia a todo lo
que posee no puede ser mi discípulo”. El Señor quiso conocer el rigor de la
pobreza.
Hoy no es sólo tema de creyentes, lo es de la humanidad entera. Y
de cuál es la actitud de nuestro corazón hacia los bienes de la tierra.
Se necesita la pobreza del desprendimiento, de la sobriedad y de
la disposición a compartir con otros, y todo con amor.
No se nos pide pobreza de suciedad, ni miseria, de la dejadez o
pereza, -que no son virtudes-, sino desprendimiento de los bienes en esta ola
arrolladora de materialismo.
Se nos pide pobreza teniendo bienes materiales, aun no
teniéndolos, y no estar aprisionados por ellos.
Para algunos su fin es el dinero, y a ello dedican todos sus
esfuerzos, trabajos y vida, y cuando va unido a poder, se puede llegar a ser
perverso.
Debemos y necesitamos vigilar el modo cómo utilizamos los bienes
materiales, enseñándoselo a nuestros hijos, para que puedan llegar a la virtud
de la caridad perfecta, hacia la que debemos todos actuar.
Debemos huir del apegamiento a las cosas terrenales, porque nos
podemos convertir en destructores del orden social, natural, económico e
incluso político. Y tener, como consecuencia, un alma insatisfecha, prisionera
de esos bienes materiales que nos incapacitan para amar al prójimo.
Usar y procurar los bienes materiales es correcto, no lo es el
apego con detrimento del servicio a los demás, aunque suponga sacrificio.
El desprendimiento siempre cuesta, si no, no se vive.
Vivamos la virtud de la pobreza, desprendidos de las cosas
terrenales para hacer el bien, dejando de ser esclavos y si señores de ellos.
Vivamos pensando y actuando en el bien de los demás, con
desprendimiento real y efectivo.
“¡Que los bienes sean para resolver problemas, y no para crearlos
usando del desprendimiento, la paz y el amor!”
“¡¡¡Y la felicidad será nuestra vivencia porque somos personas
honestas y libres con desprendimiento!!!”
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