REITERO: “¡MI AMOR APASIONADO A VENEZUELA Y A LOS VENEZOLANOS!”
Mi amor apasionado a Venezuela y a los venezolanos
se remonta a los años 50 del siglo pasado.
Me quedé huérfano de padre a los 10 años.
Desde los 8 vivía con mis abuelos maternos, y nos
educaban e infundían por generaciones mis abuelos maternos.
Mi familia tenía los valores del Primer Mandamiento
de la Ley de Dios: Amar a Padre Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
mí mismo. Nos los habían educado e infundido por generaciones.
Cuando no he cumplido con ese mandamiento he pecado.
Mi familia era sumamente acogedora, e
inconscientemente muy protectora.
Cuando terminé mis estudios, me sentía con
inseguridad de mí mismo. Dudaba si era capaz de defenderme por mí mismo. Y
decidí emigrar a Venezuela como un emigrante más.
Como anécdota les diré que en mi maleta me llevé el
smoking de verano. Que, por supuesto, nunca usé. No recuerdo a quién se lo
regalé.
Trabajé en el First National City Bank, que estaba
en Caracas, en Santa Capilla.
Luego, y por un amigo y compañero que trabajaba
allí, fui a la Price Waterhouse, cuyas oficinas estaban en la Avenida de
Urdaneta. Me concertó una entrevista con el jefe de personal, fui y me
admitieron, con unas condiciones económicas mejores que las que tenía.
Y menudo lio armé en el Banco: como extrovertido,
comenté con los compañeros la oferta que me habían hecho en Price, y armé un
revuelo en el Banco porque los compañeros fueron al jefe de personal a pedirles
subida de sueldo si se planteaba subírmelo a mí.
Para no cansarles: me fui a la Price.
Fueron dos años esplendorosos. Nunca he sabido vivir
mal, y tuve, también, la suerte de vivir bastante bien. Mejor imposible.
Recorrí todo lo que pude de Venezuela. Es un País
bendecido por Padre Dios. Tiene de todo, y en cantidades industriales.
Creo que Venezuela es el País más rico, por
kilómetro cuadrado, del maltratado Planeta Azul de la Tierra.
Las personas que le hagan daño a los venezolanos y a
Venezuela deben tener el rechazo y repudio universal. Se merecen ser castigados
y marcados como enemigos de la humanidad.
Fueron dos años esplendorosos. Mi deuda con
Venezuela, y con los venezolanos, será eterna e impagable.
Aprendí a tener confianza en mí mismo, y saber
arreglármelas y defenderme con mis capacidades, voluntad, esfuerzo personal, y
con la ayuda de Padre Dios y de tantos amigos que me ayudaron.
"¡Quien le haga daño a los venezolanos y a
Venezuela, tiene el repudio, no solo mío, sino de todos los canarios que
recibimos el mayor apoyo y ayuda de los venezolanos cuando la
necesitamos!"
Los canarios. Es tanto lo que les debemos a los
venezolanos y a Venezuela, que tenemos una deuda eterna, y las oraciones que
les dedicamos todos los días buscando la forma de ayudarles se quedan cortas.
"¡Anatema a quien le haga daño a los
venezolanos y a Venezuela!" Y haberlos hay los. Que están, y estarán,
marcados a fuego.
"¡Venezuela ha sido, para los canarios, nuestra
segunda Madre Patria!"
JAMÁS LO OLVIDAREMOS.
Quienes les hacen, o hagan, daño a los venezolanos y
a Venezuela, son y serán nuestros enemigos para siempre.
Espero haber explicado algunas de las razones de mi
amor apasionado a Venezuela y a los venezolanos.
"¡Que los venezolanos vivan, como les
corresponde, y que reciban el bien que nos repartieron a manos llenas!"
Se lo deseamos de todo corazón.
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