“¡INSULTAR!”
Dice
el diccionario que insultar es: ofender a uno con palabras o acciones.
Ofender:
injuriar de palabra.
Injuriar:
ultrajar con obras o palabras. Dañar o menoscabar.
Creo
que queda defino lo que significa insultar.
Quien
insulta es, como mínimo, un maleducado e irrespetuoso.
No
tiene disculpa quien insulta para defender una posición, y menos si es una
disconformidad política.
Se
pueden tener muy diferentes ideas, -sobre lo que se quiera-, y ser una persona
educada y respetuosa.
La
defensa del educado tiene enorme valor, porque no es subjetiva, trata de ser
objetiva con palabras respetuosas y entendibles, se comparta o no, una opinión.
“¡Además,
quien es educado no es cobarde!”
Insultar
es una manifestación de la cobardía. No tiene argumentos y ofende, insulta.
A
ello hay que sumar que el que insulta falta a los fundamentos de la
convivencia.
“¡El
respeto entre los seres humanos es fundamental para que haya una feliz, educada
y libre convivencia!”
Los
seres humanos somos, por naturaleza, seres sociables. Nos necesitamos y
convivimos en familia y en comunidad. Algo realmente maravilloso.
“¡¡¡La
unión hace la fuerza!!!” Hoy como nunca,
nos necesitamos todos. De las ideas y creencias que sean.
Sólo
necesitamos educación y la honesta participación para salir de esta tremenda
crisis, en la que nos ha metido el poder económico perverso y quienes tiene
autoridad.
“¡Es
crisis de valores y, como consecuencia, económica y social!”
Hasta
tanto no haya una mayoría participativa, educada, honesta y unida que imprima
su proceder, seguiremos en la crisis, con la que ese poder perverso aumenta, se
aprovecha de la situación de inferioridad para hacer su agosto.
“¡Nunca
antes esos perversos se han enriquecido y aumentado su poder como ahora!”
Los
maleducados, pasotas, individualista y desunidos les están dando esa
oportunidad de aumentar su riqueza material y poder.
Demostrémonos
lo que somos: seres humanos maravillosos unidos por los mismos ideales del bien
y de la libertad. Y exijamos su implantación, “sine qua non est felicitas”,
porque nosotros, la mayoría los imponemos con nuestro comportamiento honesto y
libre.
Aislemos,
mejor convenzamos, a los maleducados, pasotas, individualistas, y desunidos para
poder anular al poder perverso y brille así para todos la luz de la verdad,
siendo lo que somos: seres humanos libres, y, por tanto, felices.
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