“LA ENVIDIA Y EL ODIO. TEMA INAGOTABLE. DESGRACIADAMENTE”.
La envidia es un tema inagotable por las enormes repercusiones
que tiene tanto a nivel personal como a nivel familiar, social, de trabajo,
deportivo, empresarial, lúdico, político... La lista es interminable.
"¡La envidia es una muy mala consejera, y una muy mala
compañera de viaje!"
"¡Quien envidia, por ser envidioso, no merece lo que
envidia!"
La envidia puede ser eterna si el envidioso no cambia, y no se
arrepiente ni manifiesta su arrepentimiento, que es como podría destruir y
reparar el daño que ha causado.
Envidiar ciega. Envidiar amarga. Envidiar destruye. Envidiar
daña.
El envidioso o se une a otros envidiosos, o trata de que sean y
sientan envidia para sentir ese morbo del odio compartido, que es más sentido.
El compartir eleva y agranda lo que se comparte, tanto sea el
bien como el mal. Tanto sea la felicidad como la infelicidad, la libertad como
la esclavitud.
¿Habrá manera más desagradable de vivir y compartir que ser
envidioso, que odiar, que renegar...?
"¡Amar a Padre Dios y al prójimo como a nosotros mismos es
el gran antídoto, porque ese gran fin de la vida, el amor, elimina la
envidia!"
"¡Arrepentirse, y dejar de ser envidioso, es de tal
magnitud, que es camino de santidad, y de magna y necesaria gratitud!"
¡Por favor! No envidie, no odie, sea normal, y tendrá la
necesaria recompensa de la felicidad y de la sagrada libertad.
"¡Amar y ser amado es la antítesis de la envidia y de
envidiar!"
Amar no tiene comparación en la dicha que nos da, y nos hace
aborrecer de ese horror de odiar, de envidiar sin remisión, y sin perdón.
"¡No ser envidioso es consecuencia de la educación
recibida, y del ejemplo recibido, aprendido y aceptado!" Por los valores
recibidos y aceptados se camina por el sendero verdadero y duradero.
La envidia y el odio son el camino de la amargura, de la desazón
continua, del recomerse día y noche, del deseo vehemente de lo deseado y no alcanzado,
y que sin embargo vemos en posesión del envidiado.
¿Cómo ayudar al envidioso, al que odia? Rezando.
Rezando mucho, con humildad, con elevación de miras, con honesta
compasión, deseando el bien y amando a todos.
La persona educada y buena, no siente odio ni envidia. Si alguna
vez siente una inclinación a la envidia sabe cómo rectificar y no ceder. Se
compadece del envidioso y del que odia. Trata de facilitar que cambie de
actitud. “¡¡¡Porque amar y ser amado es lo opuesto a la envidia y al odio!!!”
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