“¡¡¡RECURSOS DESPRECIADOS Y DESAPROVECHADOS!!!”
Los
pueblos que desprecian los recursos naturales están condenados.
La dependencia del petróleo -habiendo sustituto- es un cáncer que va corroyendo
la sociedad hasta destruirla.
El desprecio a las energías renovables -existiendo, como existen- es
otro cáncer de consecuencias similares.
No tratar adecuadamente las aguas residuales depuradas para su óptima
utilización, es un pecado de lesa majestad.
La
gran demostración de que existe Dios es que los canarios vivimos. Es un milagro constante. Sólo Dios podría
protegernos.
Tenemos
la posibilidad de usar y exportar energías renovables, y todavía hoy sigue
siendo un lujo tenerla en casas particulares y en empresas. ¡Debería ser una
obligación!
Es
difícil hacernos más daño. Y, a pesar de todo, seguimos viviendo.
¡Milagro! ¡Milagro!
En Gran
Canaria tenemos un río de aguas residuales -un recurso despreciado-, y, hasta
donde sé, -porque he solicitado información y no me han contestado- , la
calidad de las aguas tratadas en la ciudad de Las Palmas, aún no es comparable
a la que tiene la comarca del Sureste. Esta querida región de la isla ha pasado
de ser la más desfavorecida y se ha convertido en la más rica. ¡Pregúntenselo!
No aprovechar, debidamente, las aguas residuales, por la mala calidad. Es
inconcebible. No entiendo cómo aún seguimos vivos.
Quizá habría que preguntarse ¿Quién es el
responsable? ¿Todos a una?
Si a esto le añadimos la deshonestidad, el coctel es mortal.
¿Quiénes reclamamos, - como pueblo e individualmente -, que las aguas residuales
sean tratadas y se conviertan en aguas de gran calidad? Y también ¿Quiénes
deberían oír esas reclamaciones y ejecutarlas?
Mientras el pasotismo, el individualismo y la no participación - en especial la
de los jubilados, ciencia y experiencia acumulada de la sociedad – existan, no
sólo seremos una carga social, sino que el progreso retrocederá, y las riquezas
que tenemos se perderán o no se aprovecharán, con el consiguiente daño
económico y social. Y no digamos ahora.
No hay derecho a que intereses económicos puedan arruinar o no desarrollar las
riquezas naturales existentes, por la falta de participación de todos y cada
uno de nosotros. Por la falta de participación de un pueblo honesto, que quiera
a su tierra y no exija, a los responsables, que se desarrollen las actividades
necesarias para su correcto aprovechamiento.
¡Qué nadie se queje si no da lo que debe y puede, participando, por el bien de
la comunidad?
Sean anulados, separados y condenados los irresponsables y los maledicentes.
Aunque sólo sea como ejemplo que ayude a evitar el mal.
Las necesidades de los demás deben estar por encima de las nuestras, dejando
incluso a un lado los planes que habíamos proyectado (como hizo Jesucristo).
Cualquier
crisis no tendrá solución mientras los recursos naturales no se aprovechen o se
desprecian, por intereses económicos y políticos contrapuestos.
Depende de usted, de mí, del vecino. No hay solución sin la participación de
todos, al menos de la mayoría.
¡Qué responsabilidad personal, empresarial, política, y social existe!
Confío y quiero al ser humano. Todo lo puede con la participación, y todo lo
pierde con la despreocupación.
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