“¿PARA QUÉ –O PARA QUIÉN– VIVO YO?”
“¡No acaparar tesoros en la tierra, porque son inseguros, y no suelan durar!”
Acaparar lo
que dure, lo que nos mejore y lo que nos sirva, y lo que sirva para ayudar a
los demás como a ti mismo.
Ninguna cosa
de la tierra merece nuestra angustia, y menos poner el corazón en ella de forma
absoluta.
El corazón
está hecho para Padre Dios, para los seres humanos y para nuestro hábitat
natural.
Tenemos que
ser "hábitatistas". ¿Cuáles son mis tesoros? ¿En qué tengo puesto mi
corazón? ¿Para qué y para quién vivo? ¿Qué ocupa el primer plano de mis
preocupaciones?
¡Si podemos
responder con facilidad a estas preguntas, tenemos un camino recorrido hacia la
felicidad y hacia la libertad!
“Amontonad tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la
herrumbre los corroen, y en donde los ladrones no socavan ni roban. Porque
donde está tu tesoro allí está tu corazón”
Poner el
corazón en la familia, los amigos y la comunidad, tiene que llenarnos de
alegría, esperanza, ilusión y amor.
¿Somos
levadura en los demás? ¿Dónde tenemos el verdadero tesoro?
Donde tengamos nuestro tesoro, allí están los sacrificios, las
ilusiones, las esperanzas y el amor. Allí debe estar nuestro corazón.
Para mí ¿Qué
lugar ocupa mi familia? ¿Qué lugar ocupo yo mismo? ¿Qué lugar ocupan los demás
en mi corazón? ¿Para qué –o para quién– vivo yo? La contestación que cada uno
de a estas preguntas le ayudará a garantizarse la felicidad y la libertad.
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