“LA
EFICIENCIA NO DEBE RESTAR EDUCACIÓN".
ESTO LO ESCRIBÍ EN 2013.
Me asombra y molesta oír a esas/os
telefonistas de empresas que, por aprovechar el tiempo, no se les entiende, ni
se les oye y, cuando creen que ya han dicho lo que querían decir, cortan.
Y no digamos los contestadores
automáticos. Esto es el colmo.
Se habrá mejorado en la educación en
el trato cara a cara, pero, me parece, aún hay que corregir los modos que se
emplean al usar las comunicaciones por cable.
Hay una premisa básica: "todo
y todos estamos al servicio de los demás". "Todo", en
especial los entes públicos y con autoridad. Y con eficiencia.
Si el comportamiento no es
solidario, primará la economía perversa, el trato mal educado y dictatorial. La
comunicación se convertirá en inoperante y agresiva.
“¡La autoridad se convertirá en
dictadura, y desaparecerá la libertad!”
“¡No puede haber libertad sin
educación!” Es absolutamente necesaria.
No me cansaré de insistir: hasta que
no haya una idea clara, precisa, y una plena vivencia de que todo, todo, está
al servicio educado de la persona humana, lo más desagradable, lo que nadie
deseamos, aparecerá tarde o temprano. Me atrevería a decir que hay una relación
lógica de causalidad entre ambos términos.
Si uno/a se es educada/o, hablará
educadamente. Por mucho que se quiera ahorrar en el tiempo.
¿Qué tiene que ver la educación con
el ahorro? Nada. Todo lo contrario, quien se comporta educadamente gana más y
ahorra más.
Creo que debemos hacerle ver al
maleducado que lo es, de la forma más educada posible, pero decírselo, y tratar
que lo entienda
¡Ruego me expliquen, “siempre”, de
forma entendible y educada, aquello que me quieran decir!
La comunicación educada es ágil y
agradable, y el resultado es más eficiente. Es más económico.
“¡La eficiencia no debe restar la
educación!” Y a todos los niveles.
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