“¡QUÉ TRISTES NAVIDADES SON ESTAS!”
"¡Qué tristes Navidades son estas!" Es la primera vez que, en mis 90 años, existe miseria.
En mi juventud solo había pobres y ricos, no había la clase media, pero no había miseria.
El pueblo español, al que pertenezco por generaciones, ha sido un gran pueblo, capaz de crear un imperio en el que no se ponía el sol.
El sol ahora brilla para darnos la luz necesaria para ver la realidad espantosa, que hay miseria.
¿Cómo es posible pasar, en tan corto espacio de tiempo, de un extremo al otro? Trato de buscar las razones, y siempre llego a la misma conclusión: en un pueblo, que su mayoría no es honesta y participativa, y en el que tampoco lo son sus autoridades, la solidaridad desaparece, y aboca al pueblo a la miseria.
¿Cómo salir de esta miseria? A mi leal saber y entender: solo saldremos de la triste y aterradora miseria con la honesta participación de la mayoría, una soberanía popular realmente ejercida, que imponga su autoridad a la autoridad competente.
¿Tenemos esa mayoría? ¿Hay mayoría de pasotas, individualistas, de esos de “a mí que me las den todas…”?
El individualismo atroz es capaz de destruir todo lo que no tenga valores morales, éticos o religiosos, fuertes convicciones.
Solo, a mi entender y saber, los valores morales, éticos o religiosos son los únicos capaces de elevar a un pueblo al puesto que le corresponde.
¿Qué puesto nos corresponde? Eso quisiera saber.
¿Quiénes están gobernando?
¿Qué pueblo tenemos?
¿Qué hacemos?
Creo que si podemos contestar a estas preguntas encontraremos las respuestas.
Lucho, en la medida de mis posibilidades, para encontrar, y convertir en realidad, las contestaciones a esas preguntas, y no consigo aclararme.
¿Qué puedo y debo hacer?
Amo, a mi Patria y a mis conciudadanos, con todo el amor apasionado del que soy capaz. Pero veo que ese amor no es suficiente, porque no consigo nada, y todo, no solo está mal sino peor.
¿Hay unos responsables directos en estas trágicas circunstancias? Sí los hay: son las personas, concretas, que tienen autoridad. Porque la autoridad es responsable incluso de no organizar la educación de forma que transmita solidaridad y valores a las nuevas generaciones, que transmita participación.
La autoridad la tenemos el pueblo y la delegamos en los elegidos democráticamente, pero ¿cómo puede haber elecciones democráticas si no hay listas abiertas? Estamos en una partidocracia. No sé si hay algo más.
Tenemos de origen ya un mal que origina un mayor desarrollo del mal.
¿Cómo es posible que pocas personas arruinen a todo un País?
He sido político en activo, y he tratado de convertir mi vida en ser un servidor de los demás. ¿Qué puedo hacer?
Solo me resta escribir intentando informar.
¿Lo estoy consiguiendo?
No sé cuál es la realidad y la verdad de mis deseos y resultados. Seguiré en el intento, como hasta el momento, hasta que, sin eutanasia, deje de vivir en este maltratado Planeta, y en este País con miseria. Y me iré al otro mundo con la tristeza de haber vivido en una País con miseria.
Rezaré, mientras viva, por los responsables, y por los que viven la miseria.
"¡QUÉ TRISTES NAVIDADES SON ESTAS!"
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