jueves, 4 de marzo de 2021

“A LOS RESPONSABLES DE LA EUTANASIA”

 

“A LOS RESPONSABLES DE LA EUTANASIA”

Recuerdo que un gran amigo y compañero de estudios estaba hospitalizado. Semiinconsciente, no podía hablar  y permanecía inmovilizado, con los ojos cerrados. Le cogí la mano, se la apreté, y me devolvió el apretón. Se había dado cuenta de que yo estaba a su lado. Murió unos días después, pero murió rodeado de sus seres queridos. No lo mataron.

¿Qué sentirán, y cómo se sentirán, las personas que no pueden comunicarse, y oyen que los van a matar?

Compadezco a quienes han aprobado la eutanasia.

De los 194 países del mundo, sólo 5 han legalizada la eutanasia. Dios los coja, y nos coja, confesados, porque todos, sin excepción vamos a morir: a unos los matarán y otros morirán en paz rodeados de sus seres queridos.

Hay personas que quieren que les maten. Allá ellos y sus verdugos.

Creo ciegamente en la libertad. Después de Dios, lo más importante para mi es la libertad.

He luchado, y sigo luchando, para los seres humanos gocen de la felicidad y de la libertad en plenitud.

Por eso estoy en contra de la eutanasia, con el añadido de mis creencias en un Padre Dios de infinita bondad, misericordia y perdón, el Ser Creador y Dueño de la vida.

¡Qué pena no saber que sienten, en ese momento, aquellas/os a quien les aplican la eutanasia!  ¿Sentirá, en ese momento, la liberación? ¿Quién lo confirma?

Los que estamos vivos, ¿no tenemos momentos de angustia en algún momento de nuestra existencia? ¿Nos han matado? ¿O hemos superado el bache?

Hay quien dice que la eutanasia no es matar. ¿Qué es entonces?

Matar es quitar la vida, a quién está vivo. ¿La eutanasia no mata?

No quisiera estar en el puesto de los que han aprobado la eutanasia, porque ellas y ellos también morirán. ¿Qué sentirán si les aplican la eutanasia? Dios los coja confesados, porque me supongo la angustia, que en esos momentos, tendrán los ajusticiados.

Hemos abolido, y con razón y justicia, la pena de muerte. Paradójicamente, han aprobado la muerte de inocentes.

¡Qué pena que no podamos saber lo que sentirán, en ese momento, los que no quieran morir, y sean ajusticien por la eutanasia!

“¡Qué responsabilidad sobre un hecho que no tiene vuelta atrás!”

“¡Matar a inocentes legalmente!”

Se ha restablecido, y de forma legal, la pena de muerte.

Dios los coja confesados a los que lo han aprobado y a los que mueran por ser ajusticiados.

“¡Qué espantosa realidad!”

A mis 90 años, siento la presencia de la muerte. La espero con serenidad. No quiero la eutanasia.

No quiero que me maten legalmente. Quiero morir como Dios quiera que muera, con angustia, o sin ella.

Si es con sufrimientos, se los ofrezco ya a Padre Dios, para que me permita entrar en su reino.

A los responsables de la eutanasia, a los que la han aprobado y a los que la practicarán: Dios los coja confesados.


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