lunes, 29 de marzo de 2021

“PUNTO Y APARTE”

 

“PUNTO Y APARTE”

Que sea esta época de Semana Santa el momento para el punto y aparte a todos los malos hábitos y malas costumbres; para buscar  apasionadamente la honestidad para la santidad, para amar con intensidad.

Que sea una época de examen de conciencia de todos y cada uno de nuestros recovecos morales, espirituales, sociales y habitatistas.

“¡Punto y aparte debe ser el hecho de la sabiduría del bien en la constante búsqueda de la verdad, de la felicidad y de la libertad!”

Punto y aparte debe ser para el olvido o la despreocupación de las grandezas y de las vanidades a las que el mal nos llama y nos persigue a todos por igual.

“¡El examen diario de conciencia es una necesidad única e irrepetible para vencer al mal y mejorar en el bien!”

“¡Siempre hay una oportunidad, que se debe percibir como necesidad, para mejorar!”

“¡El punto y aparte debe ser el volver a empezar en la vida personal, familiar, social, empresarial; en todo aquello en lo que se necesita la honesta participación!”

Punto y aparte, volver a empezar  -nunc coepi!- con la voluntad decidida de ser honestamente participativos en la búsqueda del bien de los demás sin pedir nada a cambio.

¡Padre Dios nuestro! ¿Cuántas infidelidades, errores y pecados tengo de los que arrepentirme y pedir perdón? Creyentes o no.

“¡El punto y aparte es el gran medio para conocernos lo mejor posible y sin equivocarnos!”

¿Dónde está mi corazón? ¿Qué es lo que ocupa un sitio destacado, o más espacio, en mi corazón?

¿Qué me domina? Unas veces será las ansias de aplauso; o el desabrimiento por alguna contrariedad; o la tristeza por ser mal entendido; o el desaliento por no recibir la reacción amistosa de quien se esperaba, etc. Que deseable son sus contrarios: el gozo de los honestos, de los humildes, de los grandes cuyo deseo es el bien, esto es, de los que reconocen el bien, lo realizan en su vida práctica y lo reparten.

El gran punto y aparte es recomenzar siendo siempre honestos, participativos, humildes, habitatistas y, sobre todo, amar. Y, si es posible, amar con apasionamiento e intensidad de forma que vibre y haga vibrar a la persona amada, a la comunidad amada y ojalá al mundo entero amado.

Por favor ¿usted qué opina?

Gracias.

Como creyente le deseo que: “Padre Dios le bendiga a su familia, vecinos, amigos y al mundo entero”


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