“¡¡¡LA FIDELIDAD Y LA LEALTAD!!!”
“¡La fidelidad y la lealtad son valores recíprocos,
según van deben venir, y si no vienen no regresan y se van, y si regresan aumentan
sin cesar!”
Vivir sin fidelidad ni lealtad, es ser un corrupto de
costumbres y de hechos que arrastran al mal.
La fidelidad y la lealtad son valores y vivencias que
hay que fomentar para poder vivir de forma natural y normal. Lo contrario es
caminar certero al mal.
Las costumbres son una consecuencia de los valores
heredados y aprendidos de nuestros padres. Y esas costumbres serán fieles y
leales si aprendidas las aceptamos, las vivimos y las compartimos.
Compartir la fidelidad y la lealtad debe ser el comportamiento
normal para poder vivir y caminar por el sendero de la felicidad.
La felicidad, como todo lo bueno en el ser humano,
está basada en el compartir sin pedir nada a cambio, gozando el compartir como
algo necesario y vital de la bondad, del bien. Con ello ahuyentamos el mal.
La fidelidad y la lealtad es cimiento de la feliz
convivencia, de la forma de repartir el amor, y de compartir el bien camino de
la santidad.
“¡La santidad es el reflejo viviente de la fidelidad
y de la lealtad!”
Sin fidelidad y lealtad no puede haber una vida
natural y normal, porque la fidelidad y la lealtad son cimientos del bien.
Sin fidelidad y lealtad no hay vida natural y menos
con felicidad.
La fidelidad y la lealtad son grandes signos de la
bondad.
La fidelidad y la lealtad son cimientos de la
felicidad y del bien.
La fidelidad y la lealtad son en realidad el amor.
El amor es la vivencia de la fidelidad y de la
lealtad.
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