“¿QUEM TIMEBO? ¿A QUIÉN TEMERÉ?"
¿Quem timebo? ¿A quién temeré? Los creyentes lo tenemos claro: solo al mal, al
propio mal que podemos hacer, y como consecuencia a Padre Dios que no nos ha
creado para que obremos el mal. Pero a Dios no le tememos si consideramos que
es nuestro Padre, si sabemos pedir perdón.
¿Y a quienes
temen los no creyentes más allá de la existencia humana?
No lo sé.
Ruego, encarecidamente nos lo digan, necesito saberlo. Por favor.
El ser
humano siempre cree en algo, para vivir como para morir.
La nada es
un concepto que no podemos entender. ¿Qué es la nada? ¿Nada de nada?
Dichosos los
que no tienen duda de la razón de su existencia, del fin de la misma.
Tener fe es
una suerte, es un don tener la fe.
Tenemos que
estar, constantemente, pidiendo la fe o fortaleciéndola.
Cuando hay
fe todo tiene sentido. Eso lo creo ciegamente.
El Apóstol San
Juan proclamaba, “Ésta es la victoria que
ha vencido al mundo. Nuestra Fe".
Debemos
vivir sin miedo como consecuencia de nuestra honestidad de vida y de la
maravillosa, responsable y participativa libertad.
¿A quién
temeré con la honesta y participativa libertad? Solo a los que puedan matar el
alma.
La
corrupción es una consecuencia de la ausencia de honestidad y de libertad.
El
deshonesto teme.
El honesto y
el auténticamente libre, ni puede ser corrupto ni tiene a quien temer
terrenalmente.
Vivimos un
momento de temor, de angustia, de pasotismo y de individualismo, que son el
cimento del mal.
Hasta tanto
no disminuya, de forma considerable - a menos del cincuenta por ciento de la humanidad
- ese grupo importante de temerosos y corruptos, seguiremos sumidos en el mal
que estamos viviendo. Y lo seguiremos viviendo.
El poder de
una honesta, participativa y libre mayoría será el que deberá imponer su
comportamiento, para que desaparezca el mal.
Hasta tanto
no haya esa mayoría no seremos libres, estamos condicionados.
La libertad se puede condicionar, y está condicionada. ¡Pero ay de quien
contribuya a condicionar la libertad! Debería al menos nacer en otra época, en
la que la mayoría fuera honesta y libre, y no pudiera ser influida de manera
tan negativa.
¿Qué valores
son los que nos mueven? De acuerdo a los que sean de la mayoría, sabremos el
mundo que vivimos.
“No tengan miedo a los hombres, porque nada hay oculto que
no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse”.
Ser prudente
no significa temer. Hay que ser prudentes por respeto a los demás.
Siendo honestos,
participativos y libres no tengamos miedo a la verdad, ni a la vida, ni a la
muerte.
La honesta,
coherente y libre participación es un seguro de éxito.
¡Con honesta
y libre participación …quem timebo? ¿A quién temeré?
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