miércoles, 16 de noviembre de 2022

“¿QUEM TIMEBO? ¿A QUIÉN TEMERÉ?"

 

“¿QUEM TIMEBO? ¿A QUIÉN TEMERÉ?"

¿Quem timebo? ¿A quién temeré? Los creyentes lo tenemos claro: solo al mal, al propio mal que podemos hacer, y como consecuencia a Padre Dios que no nos ha creado para que obremos el mal. Pero a Dios no le tememos si consideramos que es nuestro Padre, si sabemos pedir perdón.

¿Y a quienes temen los no creyentes más allá de la existencia humana?

No lo sé. Ruego, encarecidamente nos lo digan, necesito saberlo. Por favor.

El ser humano siempre cree en algo, para vivir como para morir.

La nada es un concepto que no podemos entender. ¿Qué es la nada? ¿Nada de nada?

Dichosos los que no tienen duda de la razón de su existencia, del fin de la misma.

Tener fe es una suerte, es un don tener la fe.

Tenemos que estar, constantemente, pidiendo la fe o fortaleciéndola. 

Cuando hay fe todo tiene sentido. Eso lo creo ciegamente.

El Apóstol San Juan proclamaba, “Ésta es la victoria que ha vencido al mundo. Nuestra Fe".

Debemos vivir sin miedo como consecuencia de nuestra honestidad de vida y de la maravillosa, responsable y participativa libertad.

¿A quién temeré con la honesta y participativa libertad? Solo a los que puedan matar el alma.

La corrupción es una consecuencia de la ausencia de honestidad y de libertad.

El deshonesto teme.

El honesto y el auténticamente libre, ni puede ser corrupto ni tiene a quien temer terrenalmente.

Vivimos un momento de temor, de angustia, de pasotismo y de individualismo, que son el cimento del mal.

Hasta tanto no disminuya, de forma considerable - a menos del cincuenta por ciento de la humanidad - ese grupo importante de temerosos y corruptos, seguiremos sumidos en el mal que estamos viviendo. Y lo seguiremos viviendo.

El poder de una honesta, participativa y libre mayoría será el que deberá imponer su comportamiento, para que desaparezca el mal.

Hasta tanto no haya esa mayoría no seremos libres, estamos condicionados.
La libertad se puede condicionar, y está condicionada. ¡Pero ay de quien contribuya a condicionar la libertad! Debería al menos nacer en otra época, en la que la mayoría fuera honesta y libre, y no pudiera ser influida de manera tan negativa.

¿Qué valores son los que nos mueven? De acuerdo a los que sean de la mayoría, sabremos el mundo que vivimos.

“No tengan miedo a los hombres, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse”.

Ser prudente no significa temer. Hay que ser prudentes por respeto a los demás.

Siendo honestos, participativos y libres no tengamos miedo a la verdad, ni a la vida, ni a la muerte.

La honesta, coherente y libre participación es un seguro de éxito.

¡Con honesta y libre participación …quem timebo? ¿A quién temeré?


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