jueves, 17 de noviembre de 2022

“¡SEAMOS AVAROS DEL TIEMPO DESDE LA OBLIGACIÓN RELIGIOSA!”

 

“¡SEAMOS AVAROS DEL TIEMPO DESDE LA OBLIGACIÓN RELIGIOSA!”


La Sagrada Escritura nos enseña, que todo tiene su tiempo y su momento.

Las circunstancias y acontecimientos de la vida son parte del plan divino. Y hay veces que no sabemos interpretarlo.

Es humano no acertar y poner los intereses lejos de lo que realmente nos debe importar.

Por eso tenemos que rezar constantemente pidiendo la ayuda divina y la de Nuestra querida Madre la Virgen del Pino, para ser “avaros del tiempo”.

La fidelidad y honestidad a los deberes que nos corresponden dependen de la suerte y circunstancias que ocurran en la vida.

Pero sean las circunstancias que sean debemos ser avaros del tiempo, para aprovecharlo y para hacer las cosas con la intensidad que pone el amor, tanto en el obrar, en el sufrir como en esperar.

La avaricia del tiempo es clara: porque el único tiempo que tenemos es el presente. El pasado ya no vuelve y le futuro no ha llegado.

Perder el tiempo es imperdonable.

No tenemos otro tiempo que el presente, que es el que debemos santificar.

Hoy y ahora es el momento que tenemos para ofrecérselo con amor y pasión a Padre Dios, a los hombres y a todo nuestro hábitat natural. No esperemos por nuevas o mejores oportunidades, la mejor es la de este momento. Hoy y ahora.

San Pablo exhortaba a los primeros cristianos diciéndoles "aprovechen el tiempo presente". Hay que aprovechar el tiempo y trabajar para realizar nuestra vida y sacar la familia adelante y contribuir a la sociedad.

Ese trabajo debe estar retribuido justamente. Pero hay que ir más allá. Para ello necesitamos someternos a un orden y aportar con nuestra honesta participación en la búsqueda del bien de los demás, con entrega, sin pedir nada más a cambio.

No seamos perezosos en hacer lo fácil o cómodo por no cumplir con nuestras obligaciones. No podemos ser amigos de comienzos y no de terminar lo que comenzamos.

El hodie et nunc, el hoy a hora, debe ser el acatamiento de nuestras ineludibles obligaciones del momento, haciéndolas con el mayor amor apasionado.

Necesitamos las gracias de Padre Dios, nuestra voluntad y nuestra
libertad para aprovechar el hoy y ahora. Y así enriquecer nuestra vida natural (laboriosidad, honestidad, participación...) y sobrenatural (fe, humildad, sapiencia y santidad), ayudando a los demás para alcanzar la vida eterna en la contemplación de Dios.

Seamos avaros del tiempo para gozar y tener la inenarrable dicha de tenerte, Padre Dios, y aspirar al cielo prometido. No teniendo preocupaciones y angustias inútiles por lo que hicimos ayer o lo que pueda suceder mañana, viviendo con serenidad e intensidad cada día.

"¡No se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio; a cada día le basta su afán!".

Tratemos de vivir con fe, esperanza y caridad cada momento de la vida, siendo avaros del tiempo, que es el momento que tenemos.

Ahora es el tiempo de hacer.


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