“¡QUÉ DIRÁN!”
Estar
pendiente de lo que dirán, es una manera de perder tiempo, y no atender a lo
que opinarán.
“¡Opinar
es una forma de cultura, siempre y cuando sea dicha con humildad, honestidad y
amor!”
¡¡Opinar
es ampliar conocimientos!”
Tenemos
que hacer, siempre, lo que nos es obligado y hasta lo que queremos por
devoción. Opinen lo que opinen.
Por
supuesto, opinar y considerar son dos aptitudes necesarias para una feliz
convivencia.
Lo
que si nos debe preocupar es el juicio que pueda hacer Padre Dios de nuestros
actos y dichos, como lo que digan las personas honestas con criterio y sentido
de ayudar. Y para un no creyente le debe preocupar el juicio de las personas
honestas y participativas.
De
la misma manera, no dejemos de opinar contando con la honesta participación. No
dejemos de opinar honestamente por cobardía o por miedo al qué dirán.
La
verdad, el respeto, la consideración… son necesidades para la felicidad y para
la libertad, y, en especial, para la unión. Y son necesarias cuando salen de
personas honestas y educadas. Que no les arredra “el qué dirán”.
Siempre
debemos estar sometidos al qué dirán. Y siempre deben de decir “el qué dirán”
los honestos y participativos.
¡Qué
bien tan grande podemos y debemos hacer a los demás si somos coherentes, si
somos honestos con nuestros principios! Y opinamos, aceptamos y decimos lo que
honestamente creemos sin estar sometidos al ¡Qué dirán!
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