“DIFAMAR”
Difamar es desacreditar o menospreciar a una persona, con mala
voluntad y tratando de hacerle mal.
Quien difama está colocado en un lugar alto de la escala del mal,
y corre el peligro de caminar e ir a parar al mismo lugar en el que él pone a
los demás.
El difamador cosechará discípulos, quienes luego continuarán
haciendo lo mismo que él hace. Así, el difamador se podrá sentir satisfecho de
que el mal se propague por su influencia.
Quien difama y no pide perdón y no rectifica, camina derecho hacia
el descrédito que merece todo el que hace el mal queriendo hacer el mal.
“¡Difamar es caminar por el sendero interminable del mal!”
Nunca se acaba de difamar, desafortunadamente. El difamador se
hunde cada vez un poco más en la infamia, lo que alimenta su conducta perversa:
continúa difamando, porque, si no se corta, la difamación es un camino sin
última parada.
“¡Difamar es perjudicar a conciencia y a sabiendas!”
El difamador es un ser perjudicial para la sociedad, porque el
rencor y el odio hacen daño sin dolor del difamador.
“¡Difamar es dañar sin necesidad!”
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