“¡INSISTIR EN LA MUERTE REAL!”
Esperar y pensar en la
muerte me es una constante. Sin tormento, con respeto y hasta ilusión. Hay
momentos de gran sensibilidad -oyendo música o rezando- en que llego a añorar
la muerte por el cielo prometido.
"¡Qué sumamente
importante es la muerte!" Vivir sin pensar en la muerte es una
inconsciencia que puede ser una consecuencia de la educación recibida.
Pensar que la muerte
está lejos y que es algo remoto y de temor, es vivir equivocado de la realidad.
La muerte nos debe llevar a la
felicidad eterna de la contemplación de Dios, LA
SANTÍSIMA TRINIDAD.
La muerte es, para mí, una continuidad de la
vida desde este mundo a otro mundo eterno de una felicidad incalculable. Y
ETERNA por estar en la presencia de LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
La fe transforma la muerte en vida eterna. Hay
que estar siempre preparado para recibir la muerte. Que no nos coja desprevenidos
y menos despreocupados.
Mi mayor respeto y
consideración a quien, sin fe, cree que la muerte es el fin de todo. Que
después de la muerte no hay nada.
La duda o negación de Padre Dios y de la
eternidad me acongoja. Es tanto lo que recibo y espero que el no creer en Padre
Dios me produce una tristeza indescriptible y un vacío inimaginable.
"¡Quisiera convencer que ese momento
crucial e importante de la muerte lo es porque es el comienzo de la
eternidad!"
Rezo por la buena
muerte de todos y cada uno de los habitantes de la mal tratada Tierra.
La muerte es la puerta
a la eternidad para entrar en el Cielo que es la contemplación de Padre Dios,
vivir con Dios.
Creo que la muerte es
muy importante por ser el final de todo lo
terrenal, y el comienzo de la eternidad.
"¡A LA MUERTE REAL
SE DEBE LLEGAR CON UNA INDESCRIPTIBLE ILUSIÓN PARA ENTRAR EN LA PRESENCIA DE
PADRE DIOS POR TODA LA ETERNIDAD!"
"¡QUE ESO ES PARA
MI EL CIELO!"
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