“¡SER JUSTOS!”
“¡Los justos tienen que imponer la justicia!” “’Es una necesidad
para la vida normal!”
“¡La justicia no nace ni crece por sí misma, nos necesita!”
“¡De acuerdo al número de justos, así será el grado de justicia de
y en la comunidad!”
“¡Las injusticias son consecuencia de la falta o inoperancia de
los justos, tanto como de la acción de los injustos!”
La justicia es una necesidad: es una virtud que nos permita tener
una convivencia recta y limpia, vivible y necesaria para la felicidad.
Sin la justicia la convivencia se vuelve imposible. Sin justicia
la familia, la sociedad, la empresa… deja de ser humana para convertirse en
inhumanas, inhabitables y en lugares donde la maldad se enseñorea en todas las
direcciones y acciones.
“¡El respeto es cimiento de la justicia!”
Un aspecto importante de la justicia son las relaciones con los
demás.
¿Damos a cada uno lo que le es debido?
¿Somos justos en la familia, con los vecinos, con la comunidad?
“¡La justicia en la sociedad viene y se desarrolla por quienes la
componen!”
“¡Ser justos es una necesidad, cada vez más apremiante, para tener
felicidad y libertad!”
Los grandes males vienen directamente de la injusticia, de la
deshonestidad, de la falta de seres humanos justos, honestos y educados.
“¡Hasta que no vivamos, al menos una mayoría, la honesta justicia
por ser justos, la injusticia será la dueña y señora de la sociedad: señora y
dueña del mal!”
“¡Las personas somos las que proyectamos, desarrollamos y exigimos
la justicia, o quienes permitimos la injusticia!”
La justicia, al igual que la injusticia, no es un ente abstracto e
inoperante: es un efecto derivado del comportamiento honesto y responsable, o
del irresponsable y deshonesto, de los ciudadanos.
“¡Cuando la autoridad es más honesta mayor es el efecto del
comportamiento personal y social, y la solución de los problemas es más fácil,
porque la autoridad honesta tiene un inmenso poder!”
¡Que lo arreglen los de arriba! Es una frase egoísta, espantosa e
injusta en grado superlativo. Los de arriba tienen que arreglar las cosas que
les digan, incluso que le impongan, los de abajo. Esto no es populismo, sino
realismo.
La justicia se cimienta, comienza y se desarrolla cuando los de
abajo son justos para que los que suban sean también justos y actúen con
justicia: cuando los de abajo les obligamos a ser justos.
La justicia y ser justos es muy fácil, se sea creyente o no,
viviendo el Mandamiento Nuevo: “amarnos los unos a los otros como Jesucristo
nos amó”.
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