martes, 21 de febrero de 2023

“¡SER JUSTOS!”

 

“¡SER JUSTOS!”

“¡Los justos tienen que imponer la justicia!” “’Es una necesidad para la vida normal!”

“¡La justicia no nace ni crece por sí misma, nos necesita!”

“¡De acuerdo al número de justos, así será el grado de justicia de y en la comunidad!”

“¡Las injusticias son consecuencia de la falta o inoperancia de los justos, tanto como de la acción de los injustos!”

La justicia es una necesidad: es una virtud que nos permita tener una convivencia recta y limpia, vivible y necesaria para la felicidad.

Sin la justicia la convivencia se vuelve imposible. Sin justicia la familia, la sociedad, la empresa… deja de ser humana para convertirse en inhumanas, inhabitables y en lugares donde la maldad se enseñorea en todas las direcciones y acciones.

“¡El respeto es cimiento de la justicia!”

Un aspecto importante de la justicia son las relaciones con los demás.

¿Damos a cada uno lo que le es debido?

¿Somos justos en la familia, con los vecinos, con la comunidad?

“¡La justicia en la sociedad viene y se desarrolla por quienes la componen!”

“¡Ser justos es una necesidad, cada vez más apremiante, para tener felicidad y libertad!”

Los grandes males vienen directamente de la injusticia, de la deshonestidad, de la falta de seres humanos justos, honestos y educados.

“¡Hasta que no vivamos, al menos una mayoría, la honesta justicia por ser justos, la injusticia será la dueña y señora de la sociedad: señora y dueña del mal!”

“¡Las personas somos las que proyectamos, desarrollamos y exigimos la justicia, o quienes permitimos la injusticia!”

La justicia, al igual que la injusticia, no es un ente abstracto e inoperante: es un efecto derivado del comportamiento honesto y responsable, o del irresponsable y deshonesto, de los ciudadanos.

“¡Cuando la autoridad es más honesta mayor es el efecto del comportamiento personal y social, y la solución de los problemas es más fácil, porque la autoridad honesta tiene un inmenso poder!”

¡Que lo arreglen los de arriba! Es una frase egoísta, espantosa e injusta en grado superlativo. Los de arriba tienen que arreglar las cosas que les digan, incluso que le impongan, los de abajo. Esto no es populismo, sino realismo.

La justicia se cimienta, comienza y se desarrolla cuando los de abajo son justos para que los que suban sean también justos y actúen con justicia: cuando los de abajo les obligamos a ser justos.

La justicia y ser justos es muy fácil, se sea creyente o no, viviendo el Mandamiento Nuevo: “amarnos los unos a los otros como Jesucristo nos amó”.


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