“¡LA TRISTEZA ME RODEA!”
Me creo una persona optimista y esperanzadora.
¿Tengo límites en mi optimismo y esperanza? No lo sé.
No lo sé porque siento, quizá por presagio, que el mal se
está apoderando y enseñoreándose de la vida de forma alarmante.
En mi niñez solo había pobres y ricos. No había la clase
media. Pero nunca existió miseria. La que veo ahora.
La educación y la solidaridad de todos eran ejemplares.
En mi niñez todos teníamos, ricos y pobres, una educación en
valores morales, éticos y religiosos. Elemental o más o menos profunda;
suficiente. Todos vivimos, y actuamos, de acuerdo a esos valores.
¿Qué valores se practican hoy? Eso quisiera saber.
No tengo los conocimientos suficientes para dar, con
honestidad, lealtad, y amor, una opinión de la realidad actual en este punto
concreto.
Leo, oigo, me dicen de la vida y de la experiencia de
algunas personas y familias que están en la miseria. Y me pregunto ¿Por qué?
Siempre llego a la misma conclusión y pregunta ¿Qué valores dominan en la
sociedad actual? No lo sé.
No lo sé, pero siento que la tristeza me rodea. ¿Qué hay de fundamento?
Me educaron en el amor a Padre Dios, a la Patria, y a los
demás como a mí mismo.
He tratado, y sigo tratando, de ser consecuente con esos
valores, y, así y todo, no consigo saber cuál es la realidad del momento. No sé
qué valores sostienen la sociedad actual.
Leo, y oigo en los medios de comunicación, y son muy partidistas,
dogmáticos. Pero no argumentan sus ideas o sus dogmas.
Leo, y oigo a otros diciendo lo contrario. Tampoco lo argumentan.
Más bien el debate es buscar ingeniosos insultos y descalificaciones. No es un
debate de valores ni de ideas.
De las cosas que más me desorientan son las intervenciones
de los políticos en el Parlamento.
Oigo insultos y contestaciones a preguntas con otros
insultos. No se contestan las preguntas. Se insultan. Salvo excepciones.
Con el apoyo de la propia claque el aplauso está relacionado
con la gravedad del insulto.
Al que más insulta, más le aplauden.
Me educaron que insultar es faltar al respeto. Y que a nadie
se le debe faltar al respeto, por la común dignidad humana, y hasta por respeto
propio.
Quién insulta pierde toda la autoridad, y se convierte en un
malcriado, aunque, a lo mejor, no tienen culpa de ello sus padres.
Todo esto me desorienta y hace que la tristeza me rodee.
Amo a mi Patria y a mis conciudadanos. Pero me desorientan
los políticos.
Y me estoy preguntando ¿Quiénes son mis conciudadanos? Ahora
lo dudo, o no lo sé. Lo que hace que la tristeza me rodee.
Por favor: ayúdenme, para que la tristeza no me rodee.
Necesito información de cuál es la verdadera realidad social
actual, política y económica y de los valores que compartimos y que nos unen.
Cuáles son.
Gracias por todo.
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