“¿CÓMO VIVIR DE ESPALDAS A LA REALIDAD?” “EL HORROR DEL MOMENTO”
¿Cómo vivir de espaldas a la realidad?
Las maravillas naturales que existen hoy, mañana pueden haberse perdido, y eso
todos los días del año, hasta acabar y terminar con la vida natural.
Los Polos, El Amazonas, la flora, la
fauna, todo lo que ha sido y seguirá siendo necesario para la vida natural lo
estamos arrasando sin necesidad, y por maldad.
Nadie puede demostrarme que el mal que
nos estamos haciendo tiene razones honestas y leales.
Vamos a mayor velocidad que los nuevos y
aterradores huracanes, que arrasan por donde van. Y todo no sigue igual, va a
peor destrozando nuestro necesario e imprescindible hábitat natural.
Ya no es solo preocuparse por lo que le
dejemos a nuestros hijos, sino que somos nosotros los que estamos camino del
holocausto. No sé lo que les quedará a nuestros nietos salvo un Planeta
inhabitable.
¿Cómo vivir de espaldas a la realidad? No
concibo ni entiendo la realidad sin adaptarme con respeto a la naturaleza. Lo
que veo es ningún respeto.
¿Cómo convencer del daño, del mal, de la
muerte que nos estamos dando por egoísmo, pasotismo, deslealtad, deshonestidad,
insolidaridad…con nosotros mismo y con los demás? “¡ES DE LOCURA!” “¡Y TODO NO
SIGUE IGUAL, LA MUERTE SE NOS ACERCA A TODA VELOCIDAD!”
¿Qué puedo hacer ante esta espantosa
realidad? No lo sé.
“¡¡¡Yo no veo otra cosa, vivo la
espantosa realidad!!!” Y todo no sigue igual, va a peor y a toda velocidad.
Su coche, que tanto le significa y por el
que hace sacrificios, nos está matando, incluso a usted aunque quizás no lo vea
así.
La contaminación de los más de mil
millones de vehículos que circulan cada segundo, cada segundo, cada segundo,
nos está arrastrando a la muerte de la naturaleza por su culpa y la de los
demás. Que viven soñando y limpiado y casi adorando a su flamante coche que
produce muerte, y usted sigue conduciendo arrastrándonos a todos al holocausto
final. Sí, todo conductor debe ser consciente de que contrae una deuda con la
naturaleza. Y si no tiene otra opción que conducir debe hacer cuanto esté en su
mano por compensar y reparar el daño natural producido.
Los poderes perversos se autodestruyen
creándose riqueza y poder, que les ciega hasta la muerte, pero por más poder y
dinero que ahora tengan no se lo llevarán con ellos. Morirán como todos los
demás.
El ataúd, el último vestido de la vida,
será de caoba y brillará, y usted irá dentro: solo y sin nada más. No se
llevará nada de su poder y dinero, solo lo bueno que haya hecho, que en este
caso no lo veo.
“¡¡¡La vida no es solo nuestra, también es
de los demás!!! Somos una sola especie humana. Todo lo que hacemos afecta a los
demás.”
Cuando lo sepa ya no tendrá oportunidad
de arrepentirse porque habrá muerto y lo enterrarán en un ataúd de caoba y sin
nada más.
¿Cómo explicar esta realidad? No lo sé, y
me atormenta que la vivamos, y ciegos por la deshonestidad y el egoísmo nos pueda
arrastrar al mal. Un mal grave, en el que si nos empecinamos nos ahogaremos por
toda la eternidad.
¿Qué esperanza hay? Si aún está vivo: ¡Usted
me lo dirá!
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