“EL HOLOCAUSTO”

 

“EL HOLOCAUSTO”

Estamos recogiendo lo que hemos sembrado. Padres que reclaman a los profesores que eduquen a sus hijos, cuando somos los padres los ÚNICOS que educamos a los hijos.

Se invierten millones en planificar edificios “refugios anti catástrofes” como consecuencia del cambio climático que NOSOTROS estamos produciendo. En planificar viajes a mundos extraterrestres para sobrevivir… 

Mi conciencia me obliga a seguir con esta “taramela diaria” porque no tengo otro medio de seguir insistiendo en la espantosa responsabilidad personal que TODOS estamos teniendo en el holocausto que nos estamos creando y repartiendo y que nos afecta a TODOS POR IGUAL.

Ya no sé si es angustia, repudio, enfado, agotamiento, cansancio…y no sé cuántos más epítetos tengo a mi mano para repudiar el mal que estamos sembrando y todos condenándonos a la autodestrucción por pasotismo, egoísmo, individualismo, independentismo personales…

Lo cierto es que nuestro hábitat natural, que ha sido por millones de años y siglos la vida natural, lo estamos destrozando camino del inminente y espantoso holocausto final.

¿Qué entiendo ha sido, al menos, la mayor causa de esta incomprensible y espantosa realidad?  “¡¡¡La falta de educación de los padres!!!”

Reitero hasta la saciedad: “LOS PADRES SOMOS LOS ÚNICOS QUE EDUCAMOS A NUESTROS HIJOS”.  “Y NADIE MÁS”. Los colegios y universidades informan y preparan para la vida profesional y ser capaces de desarrollar una vida laboral.

Delante de mi casa circulan 20 vehículos por minuto. Y dicen que se necesitan más recursos: será para tener dos coches en vez de uno.

Siento expresarme con tanta amargura y mal sabor de boca y de sentimientos.

Pero es la triste, vergonzosa y espantosa realidad que vivo.

“¡¡¡Por favor!!!” Si estoy equivocado, ruego, encarecidamente que me lo digan. Que me digan cuál es la auténtica realidad. Que, con el mayor de los gustos, rectificaría al ver que estoy equivocado, que el hábitat natural estará protegido y podremos seguir viviendo de forma natural.

“¡¡¡Pero ay del mundo si no estoy equivocado!!!”