viernes, 5 de noviembre de 2021

“¡QUÉ HE QUERIDO DEJAR!”

 

“¡QUÉ HE QUERIDO DEJAR!”

 ¿Qué he querido dejar después de mi muerte? La paz, la felicidad, la libertad, y sobre todo el amor a los demás. Y como creyente, el amor a Padre Dios y a los demás como hermanos de verdad.

He llegado a una avanzada edad con la gracia de poder vivir y actuar con bastante normalidad.

Creo haber vivido una vida con bastante actividad y muy intensa.

Soy un trabajador nato, y, por convicción, tengo fe: soy un rezón.

He podido llenar mi vida de hechos que han fortalecido los valores que heredé y que mi familia me inculcó con sus palabras y sus hechos.

Lo que aprendí a propósito de los valores es algo que les debo a mis padres y a mi familia; algo que me ha permitido compartir mi felicidad, mi libertad y mi amor con los demás.

Los demás han sido, y siguen siendo, la gran razón de mi actuar.

¿Qué quisiera no haber hecho? Mis errores y pecados.

Me siguen pesando, tantos errores y pecados, pero no trato de quitármelos de encima, al revés: me sirven para seguir pidiendo perdón a los seres humanos y, en especial, a Padre Dios.

¿Qué he querido dejar después de mi muerte? Que la vida no tiene valor y contenido sin el amor, y, como consecuencia, que lo único que llena es amar a los demás.

El amor es el mayor logro con el que he querido vivir y compartir para sentir y vivir la plena felicidad y la plena libertad.

Ojalá consiguiera que mis palabras, mis vivencias, sirvieran a otras personas para, al menos, pensar.

“¡Vivir sin pensar, es convertirse en un esclavo del mal!”

“¡El pensamiento fortalece la mente y el corazón, y le da valor y contenido al alma!”

El pensamiento debería comenzar por hacernos reflexionar, cada segundo de la vida, en lo que estamos haciendo, y en lo que proyectamos realizar.

¿Qué he querido dejar después de mi muerte? LA HERMANDAD entre los seres humanos sin distingos de raza, color, religión, distancia, idioma, o lejanía.

¿Qué quisiera dejar después de mi muerte? QUE TODOS SOMOS HERMANOS Y NO PRIMOS.


2 comentarios:

  1. Dejamos el fruto de lo que hemos sembrado. Lo malo es que no podemos volver de la tumba para ver cómo ha salido la siembra.

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  2. Pero podemos rezar y pedirle a LA SANTÍSIMA TRINIDAD que interceda paraque la siembra sea fructífera y llene los graneros.

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