“¡LA SINCERIDAD!”
“¡La sinceridad es una virtud de primer orden, muy
necesaria en la vida honesta y participativa!”
“¡Cuánto he disfrutado, y me ha hecho pensar y
reflexionar, siendo sincero en lo que siento, doy y recibo!” ¡El ser
sincero conmigo mismo y con los demás!
Creo que deberíamos ser sinceros hasta sus últimas
consecuencias.
La sinceridad nos ayuda a no crearnos una realidad
distinta de la que es. A no crearnos una falsa realidad.
La falta de sinceridad nos puede llevar a deformar nuestra
conciencia. Y a no querer sacar consecuencias de la auténtica realidad.
La sinceridad con nosotros mismos nos mostrará los
errores y pecados que cometemos, y con sinceridad podemos encontrar la vía para
evitarlos. Esto lo he vivido y lo vivo aprendiendo de mi experiencia.
“¡La sinceridad está llena de frutos: si los
aprovechamos mejoramos y podemos ayudar más a los demás!”
“¡La sinceridad me llenar de paz y felicidad, y me
hacer rebosar de alegría, de felicidad y de paz!”
Como creyente trato de ser honesto y sincero con Padre
Dios, con los demás, y conmigo mismo.
“¡¡¡El verdadero amor es la sinceridad de la
relación con pasión!!!”
La conciencia bien formada nace y crece de la
sinceridad con nosotros mismos, y se amplía cuando somos sinceros con los
demás.
“¡En la medida en que comparto la sinceridad, en esa
misma medida crece mi amor por los demás!”
“¡Todos los que nos conocen deben creernos personas
sinceras, que no mentimos ni falsificamos la realidad, sino que la expresamos
con honestidad, lealtad y sincero amor!”
Nuestras palabras sean, sí, sí; no, no.
Para ello seamos personas comprometidas con la verdad
y la sinceridad, dichas con nuestras palabras, y convertidas en hechos de pura
realidad.
“¡El amor a la verdad y a la sinceridad nos llevará a
vivir la honestidad en libertad!”
“¡La honestidad es la vía, el camino y el medio de la
sinceridad!”
“¡La sinceridad es el camino de la verdad y de la
santidad!”
“¡¡¡La sinceridad, nos hará libres y
felices!!!”
Si decimos la verdad.
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