“¡TODO LO QUE ESCLAVIZA ES MALO!”
“¡La esclavitud ha
regresado!” Y todos sabemos de dónde ha sido y procedido.
¿Qué hacemos los padres y familiares en relación a las adiciones
de nuestros hijos y nietos?
¿Qué educación les hemos dado?
¿Qué valores les hemos enseñado?
¿Qué ejemplo les hemos dado? ¿Qué ejemplos les damos?
Estas preguntas, y sus respuestas, nos ayudan a encontrar la o
las razones de esas dependencias, de esa esclavitud de la juventud. “¡Y también
de los que ya no son tan jóvenes!”
Me hago esas preguntas todos los días.
¿En qué hemos fallado?
Mi generación lo tuvo fácil.
Nos educaron en el primer Mandamiento: Amar a Padre Dios sobre
todas las cosas y a usted como a mí mismo.
Cuando hemos fallado a ese Mandamiento, hemos pecado.
Mi generación lo tiene clarísimo.
Las últimas generaciones ¿han hecho lo mismo?
Las últimas generaciones ¿han educado a sus hijos con la palabra
y con el ejemplo, dándoles valores morales, éticos o religiosos?
Perdone mis preguntas. Pero es que necesito, de forma inminente
y absolutamente necesaria, las contestaciones.
Esta esclavitud de ver a personas caminando, sin mirar al suelo,
solo viendo y oyendo a su móvil, es mi tormento.
Son esponjas que absorben y no aportan nada.
Por favor: ¿qué puedo hacer?
Haré lo que me digan.
El problema, a mi entender, es gravísimo.
A las siguientes generaciones les hemos dejado unos problemas
que los arrastrarán a no sé dónde.
¿Qué podemos y debemos hacer?
Por favor: ayúdenme.
El problema me sobrepasa.
Necesito la ayuda de los demás.
¿Cómo podemos ayudar?
Ya no es cuestión de decir, sino de hacer.
¿Qué debemos hacer?
“¡Todo lo que esclaviza en malo!”
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