“PERDER LA FE”
Perder la fe es llegar a un momento de
desesperación.
Perder la fe es ya no creer.
La fe se puede tener de muchas maneras y formas,
pero todas son la fe.
Tener fe es creer.
Se puede creer en todo, pero todo tiene que
tener un sentido y fe.
No se puede creer sin fe.
La fe mueve los actos y los deseos de los seres
humanos.
Perder la fe es ya terminar con la esperanza,
con la ilusión y puede que hasta con el amor.
La fe es amor.
La fe es amor al ser humano, amor a la
Naturaleza, amor a la belleza, amor a todo lo que tiene sentido y valor.
Vivir sin fe, queriendo, es perder valores que
se necesitan para llenar la vida de ilusión.
La fe no solo se tiene a valores religiosos, la
fe se tiene al ser humano, la fe se tiene a las ideas, la fe se tiene al bien…
Son innumerables las convicciones de fe que podemos tener y ambicionar para
alcanzar la felicidad.
El final de la fe, y su fin, es amar.
El amor es la fe en obras.
No se puede amar si no se cree en el amado por
la fe que se le tiene creyendo y deseando compartir la felicidad.
La fe es cimiento de la felicidad, para que con
la fe las obras llenen el alma de la felicidad, porque se tiene la fe.
La fe con obras dignifica y vivifica al hombre
con su ser y su estar.
Perder la fe es caminar por el triste y oscuro
sendero de la desesperanza y de la falta de ilusión y de amor.
Nunca se debe perder la fe. Jamás perder la fe.
Cuando se tambalee hay que fortalecer la fe, fortalecer la base para reafirmar
la fe.
Perder la fe es encontrar el olvido, perder la
confianza y llegar al vacío de la esperanza, la desesperanza.
Fortalezcamos la fe para tener fe en el amor, y
así amar con pasión.
Sin fe es muy difícil el valor y el amor.
Perder la fe es perder el creer.
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